El sueño de Alejandro Malaespina junto con su amigo Alejandro Bustamante y Guerra era realizar una expedición político científica a escala mundial. Estudiar los territorios españoles en América, Asia y Oceanía.
Finalmente en septiembre de 1788 Carlos III de España (el de la canción de la Puerta de Alcalá) autoriza y financia la expedición Viaje político-científico alrededor del mundo que posteriormente fue conocida como la expedición Malaespina. El propósito incrementar el conocimiento sobre ciencias naturales, realizar observaciones astronómicas y construir cartas hidrológicas de las regiones remotas. El costo 8 millones de aquellos pesos.
El viaje tardó 5 años y recorrieron tres continentes. El final fue dramático para Alejandro Malaspina. Reconociendo sus méritos, en 1795 fue nombrado brigadier y junto al ascenso se ganó la enemistad de Manuel Godoy. No tardó el primer ministro en urdir la trama necesaria para acusarle de instigador y revolucionario.
Malaspina es arrestado, juzgado y sentenciado a diez años y un día de prisión en las mazmorras del castillo coruñés de San Antón. En 1803 la pena fue conmutada por el destierro a Italia trasladándose a Génova. Fallece en Pontremoli el 9 de abril de 1810. Un vergonzante proceso político puso final al episodio viajero más destacado de ese siglo en España.
En 2010 se realizó la versión moderna de la expedición Malaespina. Esta ocasión tomó 8 meses y costó seis millones de euros. Participaron 250 científicos para estudiar la biodiversidad y el Cambio Climático. Tomaron 5 mil gigabytes de información que dará informes sobre el estado del océano los próximos 30 años. “No tenemos suficientes científicos para analizar la información”, ha dicho el coordinador en jefe de la expedición Carlos Duarte. «¿Dónde están, dónde van a estar, las manos y los cerebros para hacer ese trabajo científico?
En 1988 los satélites de la NOAA detectaron en los 5 giros oceánicos plástico flotando en el océano a lo que llamaron la sopa de plástico, después la isla de plástico y posteriormente el continente de plástico que tiene el tamaño de Texas. En 2014 se produjeron 311 millones de toneladas de plástico y 10% de este termina en el océano. Se calculan 1,124 millones para el 2050. El año pasado se presentó en Davos en el Foro Económico el reporte La nueva economía del plástico. La conclusión para ese 2050 habrá más plástico que peces en el océano. El equivalente de un camión de basura cada minuto. Actualmente hay plástico como para llenar 10 mil camiones.
El plástico se degrada por efecto de las olas y los rayos del sol en partículas microscópicas. La Scripps estudió este fenómeno en 2012 y concluyó el plástico en los océanos se multiplicó por cien y ha ido en aumento de manera exponencial. Hay 5 microplásticos por cada micro organismo de plancton.
Esa investigación, publicada en Marine Ecology Progress Series, estimó que los peces en profundidades intermedias en el Pacífico Norte podrían ingerir entre 12.000 y 24.000 toneladas de plástico cada año. Pero hay organismos beneficiados por la presencia del plástico flotando en los océanos como el mosquito Halobates sericeus que deposita sus larvas en estos fragmentos.
Este año la Universidad de Upsla en Suecia encontró que algunas larvas de peces se vuelven adictas a comer plástico “así como los niños se vuelven adictos con la comida chatarra y las grasas”. No solamente son las partículas del polímero sino los aditivos que se usan para mantenerlos unidos que se liberan intoxicando la vida marina a escala planetaria.
Hemos platicado muchas veces la alta mortandad de aves en la isla de Midway al centro del Pacífico a 3,5 mil kms de la civilización por ingerir plástico que viene en los peces que les dan a sus crías. Hay dos documentales sobre esto el de Jean Michel Cousteau y el del fotógrafo Chris Jordan.
No solamente los plásticos son un problema en el océano también existe contaminación por fertilizantes ricos en nitrógeno que producen exceso de nutrientes que provoca un crecimiento masivo de algas que consumen el oxígeno del agua y generan zonas muertas, Se han descubierto 400 de estas zonas muertas en ríos, lagos y océanos de todo el planeta.
También existen otros contaminantes, resultado de las actividades humanas en el mar: químicos de fertilizantes, plaguicidas, productos agrícolas, hidrocarburos, aguas residuales, radiación nuclear, otros sólidos. También sustancias de medicamentos terminan en el mar y micro plásticos presentes en exfoliantes y cosméticos, también sustancias como ácido tricloracético, fenoles y ácido salicílico (usado como aditivo en cosméticos).
No todo son malas noticias. Boyan Slat joven de 21 años, desde 5 años antes tiene una meta definida: limpiar los océanos de basura plástica. Su proyecto, poner barreras flotantes ancladas en el fondo del mar para atrapar el polímero. Para ello desde la prepa creó la fundación The Ocean Cleanup y recolectó 80 mil dólares en dos semanas. Elaboró un informe de 530 páginas y realizó una investigación apoyado por la ONU en conjunto con 70 ingenieros y científicos en 2020 harán un intento en el giro del Atlántico Norte. «Si quieres hacer algo, tienes que hacerlo lo más pronto posible, y eso significa ya” dijo a la BBC.
Hace una semana un grupo de investigadores liderados por Marcus Eriksen publicaron un estudio en la revista científica PLOS en donde calculan que 270 mil toneladas de plástico (10 veces más que lo que calcularon los de la Nueva Expedición Malaespina) flota en el mar. Tomaron muestras en más de 1500 locaciones en todos los mares y océanos. Esto es equivalente a 5,25 billones de partículas plásticas flotando.
En 2009 el británico David Rothschild construyó una embarcación con 12 mil botellas de plástico para estudiar el problema del plástico en los giros oceánicos y llamar la atención sobre el problema. Se llamó la expedición Plastiki.
Los españoles al presentar un primer informe de su investigación en Barcelona tras tres años de análisis de datos dicen que esta investigación de PLOS extrapola demasiado. Aunque reconocen que a escala nanométrica buena cantidad de los plásticos pierden su flotabilidad y se van al fondo del océano. Otra gran parte de ellos están dentro de la cadena alimenticia. “Faltaría estimarlos, pero encontramos el océano mejor que lo que suponíamos en nuestras hipótesis” declaró Duarte.
El océano global está mejor de lo que pensábamos. La capacidad de degradación de contaminantes y plástico es mayor de lo que pensábamos dijo Darte cuando 80 científicos presentaron los resultados preliminares de la Nueva Expedición Malespina en Barcelona. Esto no quiere decir que no tiene graves problemas.
«Esa famosa isla de plásticos, supuestamente entre la costa estadounidense de Oregón y Hawai, no existe», señala rotundo Carlos Duarte. Es cierto que hay cinco zonas de grandes acumulaciones de residuos plásticos en el océano abierto, que son zonas relativamente aisladas donde la circulación oceánica introduce la contaminación y no la saca, pero no es una isla, ni cinco, explica el oceanógrafo. «La concentración de plásticos allí es de en torno a 200 gramos por kilómetro cuadrado; desde luego no es la isla que tanto se ha aireado», recalca Duarte.
Tenemos evidencia científica de que el Cambio Climático es real. La temperatura del océano sigue en aumento. Los contaminantes son mayores cerca de las costas que en medio del océano abierto. El problema de plástico flotando en el océano es planetario son algunas de las conclusiones que presentaron, apenas han analizado el 10% de las muestras recabadas en la expedición.
El océano profundo cuenta del impacto del hombre en el planeta. Conocemos muy poco del repertorio genético de especies profundas, sobre todo microorganismos. Concluyeron en la presentación. Mientras Boyan Slat se prepara para atacar el enorme basurero flotante.
Usted querido lector puede hacer mucho, le lanzo un reto: ¿Qué tal si comienza por desde ahora no consumir más plástico cambiando sus hábitos de comprar?