El pasado 9 de noviembre, un violento tiroteo sacudió el bar “Los Cantaritos” en Querétaro, dejando un saldo de diez fallecidos, entre los que se encontraba Fernando González Núñez, alias “La Flaca”, un hombre de 31 años vinculado al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Las autoridades identificaron a González Núñez como uno de los principales objetivos del ataque, en el contexto de una disputa territorial entre el CJNG y el Cártel de Santa Rosa de Lima.
En agosto, González Núñez había realizado un reclutamiento de sicarios a través de sus redes sociales, ofreciendo pago semanal a personas con experiencia en el uso de armas de fuego. En sus publicaciones, el fallecido presumía armas y chalecos tácticos con las siglas del CJNG, lo cual habría intensificado la pugna entre los cárteles por el control de la zona.
A lo largo del año, González Núñez fue detenido dos veces en Querétaro, en marzo y agosto, por portar armas de fuego, aunque en ambas ocasiones fue puesto en libertad. La investigación preliminar apunta a que la emboscada en el bar fue resultado de un ajuste de cuentas, centrado en la lucha entre grupos criminales por la distribución y control de actividades ilícitas en la región.