Sobre la marcha
El próximo 4 de mayo el Consejo de Morena dará a conocer la carta que la Presidenta, Claudia Sheinbaum, envió al partido y en la que se presume, llama a atender sus principios, a aplacar ambiciones apenas disimuladas de sus figuras, unas más prominentes que otras, que pelean, por el futuro, personal, de sus clanes y tribus.
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Ahora Morena sabe lo que es vivir en la orfandad formal de su líder moral y gobernarse sin AMLO en Palacio Nacional.
Hoy Claudia Sheinbaum, heredera del bastón de mando, símbolo de su jerarquía política al interior del aparato electoral del Caudillo, enfrenta los apetitos de Monreal y Haces, Adán Augusto López y Andrea Chávez, de la costumbre altanera de Fernández Noroña o la impunidad de Cuauhtémoc Blanco como licencia vitalicia que inspira estar al lado del poder en turno.
Morena corre ante el espejo para ser calca del PRI de los años setenta. Las prácticas corporativas para legislar rayan en lo pueril. Sus arrebatos forzan a la Presidenta a enmendarles prisas y abusos. Las mezquindades de quienes recibieron el premio de consolación al haber perdido la nominación presidencial frente a Claudia Sheinbaum, tumban las pocas iniciativas legislativas que la inquilina de Palacio Nacional tiene.
El 4 de mayo Morena tendrá terapia de choque. El espontáneo y orgánico nombramiento de Andrés Manuel López Beltrán en la poderosa Secretaría de Organización del partido y su personal forma de ejercer el encargo, proyectan la sombra de la imposición de candidaturas para las próximas elecciones en clave Macuspana, no de Palacio Nacional.
La idea de un liderazgo partidista débil en manos de Luisa María Alcalde y la costumbre de mandar y operar del diputado Monreal, del senador tabasqueño Adán Augusto López y todo lo que en sus órbitas de poder impulsa, como el proselitismo de la chihuahuense Andrea Chávez o la individual ruta que el ex petista Gerardo Fernández Noroña imagina
para ser candidato a la presidencia en 2030, crece a la luz de los hechos.
El embate y su posterior retracción con la Ley de Telecomunicaciones, añade razones a la percepción de que en Morena, les ganan las ganas.
Las ambiciones están desatadas y, al fin de cuentas, viejos lobos de mar, sabiendo que solo uno llegará, los demás, o sea todos, se pertrechan en la acumulación de recursos políticos y económicos para que, en caso de no imponer su nominación, al menos queden blindados y empoderados.
Mientras tanto el gobierno federal se las arregla con los disparates del vecino del norte y sus afectaciones en el terreno de la economía y el magro crecimiento de la productividad nacional. Desde Palacio atienden dos frentes, el de los hechos cotidianos y el de la casa en llamas que habitan sus compañeros -que no leales ni afines- que buscan ganar el futuro sin importarles el presente.
Periodista, director de Emisoras Habladas en Radiópolis.