Francisco Martín Moreno
Todo parece indicar, según se desprende de la lectura de las entrelíneas de la política mexicana, que las alternativas planteadas por Beltrones para permanecer al frente del PRI fracasaron escandalosamente. Me explico: el segundo jerarca del tricolor tal vez estableció como condición para continuar al frente del partido que se procediera al encarcelamiento de Javier Duarte, gobernador de Veracruz, entre otras peticiones improcedentes, como sin duda lo fueron el sometimiento al orden del gabinete de Peña Nieto, que durante la campaña electoral disparó una y otra vez el famoso fuego amigo de tal manera que Beltrones no se alzara con por lo menos con 10 victorias, 10 gubernaturas en el país. ¿Qué cara hubiera puesto usted, querido lector, si días antes de las elecciones, su propio partido saboteara el proceso electoral proponiendo inopinadamente bodas entre gays, así como la posibilidad de adopción de hijos entre parejas homosexuales, se hubiera incrementado el precio de la gasolina desde Hacienda y el Secretario de Gobernación abiertamente se hubiera opuesto a proceder penalmente en contra de ciertos gobernadores mafiosos según lo demandaba la ciudadanía?
La decisión del gran elector en el tricolor, en donde al igual que Morena, sólo se escucha una “única” voz y se carece del más elemental respeto la democracia interna, fue favorecer la estancia en el poder de Duarte y abstenerse de imponer el orden en el gabinete, de tal manera que se sancionara a aquél que hubiera disparado el fuego amigo en contra de la jerarquía del partido y de sus objetivos políticos. Deben ser muy importantes los favores que Duarte le hizo al sistema igualmente podrido para que se le sostenga a sangre y fuego… ¿Alternativas para Beltrones? Irse y se fue, dejando entrever sutilmente sus razones, pero como personaje profundamente conocedor del sistema, se retiró sin condenar ni acusar a nadie a título personal, si bien tendrá guardados en su registro de rencores, la identidad de los saboteadores para ejercer venganza anónima en el mejor momento y coyuntura política.
Beltrones debe saber que, dada su edad y ante el empuje de la juventud, este 2018 sería su última oportunidad para tratar de llegar a la Presidencia de la República, por lo que habremos de verlo jugar hasta la última baraja antes de abortar cualquier intento, muy a pesar de que el PRI está proyectado a un derrumbe suicida desde que Gamboa Patrón jamás entendió la estrepitosa derrota del 5 de junio y todavía se enfrentó al sector privado que intentaba, intenta e intentará justificadamente acabar por medio del sistema anticorrupción, con la putrefacción política que devora al país como una feroz metástasis cancerígena. ¡Qué manera de exhibir la podredumbre política! ¡Qué manera tan impúdica de mostrar sus vergüenzas ante la nación!
Si el conductor de un tren lanzado a toda velocidad de repente acciona violentamente el freno, tardará buen rato en llegar a la inmovilidad total con sus respectivos vagones. Esa misma inercia enfrenta el PRI en estos momentos: le será difícil, si no es que imposible, superar el pavoroso desprestigio que padece antes de las elecciones del 2018. Es evidente que de ejercer una purga interna desaparecería el partido que, con sus escasas excepciones, hundió a México en el atraso.