Los profesores que traten de impedir la evaluación educativa por medio de la violencia van a tener que enfrentarse con la fuerza pública. Queda claro.
Casi 9 mil policías federales fueron desplegados en Michoacán para poner quieta a la CNTE. No hizo falta emplear la fuerza. La presencia masiva de los uniformados disuadió a quienes amagaban con boicotear el Examen Nacional de Conocimientos, Habilidades y Competencias Docentes.
Según el Gobierno de Silvano Aureoles, el 94.2 por ciento de los profesores convocados cumplieron con la evaluación.
Triplicar con policías al número de maestros dio resultado.
Realizar operativos de tal magnitud se antoja costoso, complicado e indeseable. La calma producida por la presencia policiaca aplaca los ánimos pero no resuelve el problema de fondo.
El secretario de Educación, Aurelio Nuño, advierte que quien no se someta a la evaluación será despedido, y en el caso de Michoacán va más lejos: se acabó la chamba automática para los normalistas. Quien quiera trabajar deberá ser evaluado como en el resto del país.
La decisión de la SEP respalda y empodera al gobernador Aureoles, que tiene en la nómina educativa un severo problema político, social y económico.
En Michoacán no hay plazas docentes disponibles, el acuerdo del gobierno con la Sección 18 de la CNTE obliga a la autoridad a contratar a todos los egresados de las normales, pero al final, quienes estudian para dar clases son colocados en otras áreas de la burocracia. Peor aún es que los nuevos maestros le deben la chamba al sindicato y su prioridad es asistir a las movilizaciones del gremio en contra del Estado. En pocas palabras, el gobierno paga para que el enemigo pegue.
Silvano Aureoles apuesta a repetir en Michoacán lo ocurrido en Oaxaca: desactivar a la CNTE cortando privilegios, dinero y empleando al aparato de seguridad para evitar desmanes.
Para la SEP, Michoacán es solo una de las cuatro cabezas del monstruo magisterial en rebeldía. En Oaxaca el conflicto sigue latente, sobre todo después de la alerta declarada por Rubén Núñez. Tampoco hay que olvidar a Guerrero y la bomba llamada CETEG, y la emergencia que significa Chiapas. donde en la superficie, sólo en la superficie, todo parece calmado.
EL MONJE LOCO: Chiste o broma otra vez Radio Centro asoma. Francisco Aguirre quiere pujar por su cadenita nacional de tele; no sabe si solo o con socios. Afirma que ahora sí tiene con qué querer.
1 comentario
¿Cuánto se invierte en educación «per cápita» , y cuánto en seguridad, para «protegernos» y para oprimirnos y reprimirnos?