Guillermina Gómora Ordóñez
Se agotó la paciencia, tolerancia, mansedumbre, como guste llamarle, del gobierno federal hacia la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), y ordenó la detención del secretario general, Rubén Núñez, y del secretario de organización, Francisco Villalobos, los dos cargos más importantes en la estructura de la disidencia magisterial, de la Sección 22.
Se les acabó la impunidad, la orden de aprehensión fue girada por el juez octavo de distrito de procesos penales federales de la Ciudad de México, por los delitos de: defraudación fiscal, operaciones con recursos de procedencia ilícita, contra el consumo y riqueza nacionales; homicidio en grado de tentativa; vandalismo; daño en propiedad ajena; robo calificado con violencia y delincuencia organizada.
La Procuraduría General de la República informó que Rubén Núñez fue detenido por el delito de lavado de dinero, que le habrían dejado ganancias por más de 132 millones de pesos. La investigación realizada por la Procuraduría Fiscal de la Federación y la Unidad de Inteligencia Financiera detectó que desde 2012 hasta mediados de 2015, es decir, el período en que Rubén Núñez ha sido secretario general de la Sección 22, suscribió convenios ilegales con empresas que proveían productos y servicios para la CNTE y le entregaban a Núñez el 3.5 por ciento quincenal de los pagos que recibían, de forma directa o indirecta.
Nada nuevo, desde hace años se conocían los redituables negocios que realizaban los líderes en turno del magisterio oaxaqueño, amparados en la operación del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), que controlaban desde 1992 y que perdieron el año pasado, cuando el gobernador, Gabino Cué, modificó la ley para retomar el mando y les cerró la llave.
Durante los 23 años del imperio de su feudo burocrático en el IEEPO, la Sección 22 de la CNTE controló la operatividad de la educación pública oaxaqueña; la estructura del instituto la decidían los líderes de la sección por simpatía, compadrazgos o “méritos sindicales”, no por perfil profesional; ocho de cada diez mandos medios eran impuestos por la disidencia magisterial.
De modo que, la corrupción sentó sus reales. El personal de confianza aprovechaba su posición para obtener plazas, cobrando sin estar frente a grupo; la Sección 22 controlaba registros, certificados, procesos de titulación y becas, un cofre abierto al mejor postor.
Además, el ingreso, promoción y permanencia en el magisterio estaban sujetos a la participación en marchas, bloqueos y plantones; una práctica conocida localmente como “marchómetro”; Los dirigentes de la CNTE, otorgaban plazas a nuevos profesores sin avisar a la autoridad y sin presupuesto.
En el tema del manejo de los recursos asignados al IEEPO prevalecía la opacidad, la Sección 22 impedía las auditorías financieras de los gobiernos estatal y federal; una muestra de su nebuloso proceder es que no existían mecanismos verificables para descontar o sancionar las faltas.
Y qué decir de los manejos turbios de las cuotas, los líderes de la disidencia magisterial, incurrieron en las deleznables prácticas que tanto cuestionaron al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Los montos alcanzaban los 8.1 millones de pesos mensuales, recursos provenientes de las aportaciones de los 81 mil agremiados a la sección 22, que representaban 97.2 millones de pesos anuales y los cuales eran utilizados por la dirigencia de la CNTE oaxaqueña a su conveniencia y de manera discrecional para distintas acciones, entre ellas, las movilizaciones en el estado y el distrito federal.
El reinado de la CNTE en el IEEPO, durante 23 años, les costó a cuatro gobernadores un déficit de 7 mil 400 millones de pesos, les concedieron beneficios y prestaciones salariales, tales como el pago de 120 días adicionales de sueldo: 70 como retribución por la celebración del Día del Maestro, del inicio de clase y otros festejos o estímulos; y 50 días más como pago de aguinaldo por parte del gobierno federal, así lo revela el diagnóstico para la Estrategia de Estabilización Integral del Sistema Educativo Oaxaqueño.
Los líderes de la CNTE se quejan de que existe una campaña para desprestigiar su movimiento contra la reforma educativa. Se dicen víctimas de malignos infiltrados cuando en realidad, por décadas, han sido victimarios de sus compañeros de sector y de lucha, sin pudor alguno.
Líderes ricos y agremiados pobres, aquí los datos de los sueldos mensuales de algunos integrantes de la dirigencia de la Sección 22: Rubén Núñez, sin dar clases y con diferentes plazas cobraba mensualmente $300,494 pesos; Aciel Sibaja Mendoza, secretario de Finanzas, $153,200 pesos; Francisco Villalobos Ricardez, secretario de Organización, $53,011; María del Carmen López Vásquéz, líder principal de Valles Centrales, 263,279 pesos. ¿Qué tal eh? Sin sudarla frente a un pizarrón.
Vaya afrenta para el 58 por ciento de los profesores en Oaxaca cuyos salarios van de los 3 mil a los 26 mil pesos al mes, de acuerdo a sus responsabilidades.
Llamarse mártires de la democracia es vergonzoso, las circunstancias cambiaron y deben
Enfrentar las consecuencias de sus actos, victimizarse sólo los exhibe como lo que son: cínicos.
Vericuentos
Legisladores trabajando
Aunque usted no lo crea, los 128 senadores y los 500 diputados trabajan a marchas forzadas para aprobar esta semana leyes cruciales para el país, como las del Sistema Nacional Anticorrupción. Las reglas del juego político electoral cambiaron y ahora Emilio Gamboa, líder los priistas en el Senado, afirma que en Anticorrupción, van “7 de 7”, y que apoyarán las propuestas de la sociedad civil, incluso una que llegó de última hora del Consejo Coordinador Empresarial. Por lo que toca al Mando Único o Mando Mixto, la pelota está en la cancha del PAN que pidió tiempo. Ya veremos cómo termina el periodo extra.
@guillegomora