Varios expertos aseguran que Pionyang actúa de manera «fríamente racional» en relación a su programa nuclear, explica el columnista Max Fisher que intenta entender el objetivo y la lógica de estos esfuerzos.
En un primer momento las estimaciones sobre Corea del Norte describían este país como irracional o retorcido por culpa de su propia ideología. Sin embargo, casi todos los expertos descartan ahora esas explicaciones y aseguran que la astucia de este país prueba lo fríamente racional que es, sostiene Max Fisher, columnista del diario ‘The New York Times’, en un nuevo artículo.
Fisher recalca que el propio país comunista ha señalado que sigue adelante con sus programa nuclear y de misiles para que el mundo lo reconozca como un miembro de pleno derecho, así como para mejorar las relaciones con EE.UU. y Corea del Sur, aunque bajo sus propias condiciones.
Según este plan —adelanta el columnista—, Washington levantaría las sanciones contra Pionyang y sacaría sus tropas —todas o una gran parte de ellas— de Corea del Sur. Asimismo, se le daría la bienvenida al líder norcoreano Kim Jong-un en otros países y en las Naciones Unidas.
Sin embargo, Fisher cita a expertos que predicen el fracaso de semejantes objetivos, si bien apuntan a que, posiblemente, las mismas autoridades norcoreanas saben que el éxito de una iniciativa como esta es poco probable, si bien siguen adelante con las pruebas por considerarlas el único medio de garantizar la supervivencia del país a largo plazo.
«Lo copian todo de las relaciones entre China y EE.UU.»
El enigma de las intenciones de Corea del Norte se puede resolver por medio de un análisis histórico, según expertos citados por Fisher. En concreto, si nos atenemos a la historia de China bajo el Gobierno de Mao Zedong (que encabezó el país desde 1943 y hasta su muerte en 1976).
El columnista recuerda que por aquel entonces China se había convertido de un país «aislado y amenazado por Estados Unidos» y en «un miembro de pleno derecho de la comunidad internacional reconocido incluso por sus antiguos enemigos», lo que —apunta— logró hacer tras convertirse en una potencia nuclear.
«Por su lenguaje y su actitud se ve que, básicamente, lo copian todo de China y EE.UU.», estima Joshua H. Pollack, editor de ‘The Nonproliferation Review’, revista especializada en asuntos vinculados con el ámbito nuclear. En este sentido, Fisher refiere varios casos en los que Pionyang ofreció a EE.UU. intercambios de visitas de altos funcionarios, un paso que —recuerda el columnista— también dio la China de Mao Zedong.
Las políticas de Kim Jong-un también se basan en la estrategia de ‘byungjin’, que prevé el avance paralelo en los ámbitos nuclear y económico, según John Delury, profesor de la Universidad de Yonsei, Corea del Sur. «Desde este punto de vista, [Pionyang] podría duplicar el modelo chino al normalizar las relaciones exteriores con EE.UU. y otros países, basándose en la fuerza disuasoria nuclear», afirma Delury.
Sin embargo, varios expertos citados por Fisher no descartan la posibilidad de que el líder norcoreano busque crear una sola Corea bajo su liderazgo.
La reunificación de ambos países sería «la única solución a largo plazo de los problemas crónicos de seguridad experimentados por el régimen [norcoreano]», sostiene en una investigación B. R. Myers, especialista en Corea del Norte de la universidad surcoreana de Dongseo, citado por el columnista.
En el mismo documento Myers señala que la cúpula política del país comunista habría concluido que «la unificación no sería posible mientras las tropas de EE.UU. se encontraran en Corea del Sur», por lo que decidió desarrollar armas suficientemente potentes para obligar a Washington a sacarlas del vecino del sur.
En este sentido, las investigaciones de la diplomacia nuclear ofrecen dos lecciones: «que la estrategia de Corea del Norte, probablemente, fracasará y que el país intentará [llevarla a cabo] en cualquier caso», concluye el columnista. Y, entre otras razones, porque las armas nucleares aumentan el riesgo que corren ambas partes de desatar un posible conflicto, hecho que mantiene el statu quo, estima Fisher, apuntando que tal resultado conduciría a un escenario contrario a los fines de Corea del Norte.
Fuente: RT