La noche de salsa que protagonizada por Marc Anthony, Carlos Vives y Rubén Blades, en el Zócalo, arrancó con este último en punto de las 18:00 horas.
«Plástico», que critica el amor materialista de los individuos y hasta las urbes que resguardan a estos individuos, fue la canción que abrió su set. La Ciudad de los Palacios la padeció, pues la lluvia empezó a hacerse constante e incómoda para todos aquellos que tenían intención de echar el baile.
En toda su trayectoria artística, el panameño ha sido crítico de todos los sistemas políticos. Por ello, recordó a los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos, con un discurso y una canción.
«Es imposible para mí estar en el Zócalo y no referirme a un tema del que he escrito y me he pronunciado: Los 43.
«México es un país con virtudes y fortalezas, por eso, hay que evitar cualquier acto que las comprometa. Para los padres de los desaparecidos y todos los mexicanos, esta canción que escribí en 1982 y aún tiene vigencia», dijo, antes de interpretar «Desapariciones».
El salsero se fue a las 19:20 horas, para darle paso a Carlos Vives. Pero antes, tocó dos temas esenciales de su historial: «El Cantante», aquel que le dio un segundo aire a la carrera de Héctor Lavoe; y «Pedro Navajas», una versión de la ley del plomo del Viejo Oeste, en nuestros días.
Por todo eso, no es tan extraño que a Blades le digan El Poeta de la Salsa.
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