Un documental sobre su vida construye un retrato desolador de la que fue considerada como una de las mejores voces del soul
Cuatro años después de su muerte, el legado de la voz blanca del soul sigue presente. El genio de Amy Winehouse era indiscutible. Su imponente voz, su sensualidad al cantar y unos temas directos e hirientes hicieron de ella una gran estrella en un tiempo récord, tan rápido como su desaparición, como cuenta el documental «Amy», que llega mañana a las salas españolas.
Con testimonios muy valiosos de amigas de la infancia -Juliette Ashby y Laurent Gilbert, principalmente-, de su primer representante, Nick Shymansky, de sus padres -Mitchel y Janis-, de su marido, Blake Fielder-Civil, y de la propia Amy, el realizador construye un retrato desolador más allá de la imagen conocida de la cantante.
Con una voz espectacular, más propia de cantantes negras de jazz, la británica estuvo obsesionada desde muy joven precisamente con ser una buena intérprete de ese género de música, que era el que más le gustaba.
Y vivió como una especie de traición el tener que componer y cantar temas mucho más pop, pese a que los arreglos hacían que su voz sonara espectacular e hiciera de esas canciones un género en sí mismo.
El 23 de julio de 2011 fue encontrado sin vida el cuerpo de la diva del soul en su domicilio de Camden Town, una noticia que causó una gran conmoción en el mundo musical pues apenas tenía 27 años.
La autopsia realizada a la solista reveló finalmente un abuso etílico por parte de la cantante, ya que su cuerpo contenía 416 miligramos de alcohol por decilitro de sangre.
Seis premios Grammy; dos discos de estudio publicados, «Frank» (2003) y «Back to Black» (2006), y uno póstumo, «Lioness: Hidden Treasures» (2011), hacen que Amy Winehouse siga a día de hoy siendo una estrella y referente de la música soul en el mundo.
Con su muerte, el mito de Amy Winehouse se engrandeció y se unió al «Club de los 27», el nombre que recoge a jóvenes estrellas como Kurt Kobain, Jimi Hendrix o Janis Joplin que murieron de manera trágica a la edad de 27 años.
Fuente: La Vanguardia