Autoridades de diferentes niveles y que estaban en funciones cuando ocurrió la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa supieron en todo momento lo que había sucedido con ellos, pero ocultaron y manipularon la información, concluyó el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes.
Al revelar su último informe sobre el caso, Carlos Beristain, experto del GIEI, dio a conocer a periodistas nuevos hallazgos de sus investigaciones, previo a la presentación del sexto y último informe del grupo.
Marinos, miembros del Ejército, policías, autoridades locales y estatales, así como órganos de inteligencia del Estado supieron minuto a minuto, con monitoreo en tiempo real, el paradero de los jóvenes, pero obstaculizaron información y construyeron una versión falsa de los hechos, consideró el GIEI.
La penalista Ángela Buitrago concluyó, de acuerdo a su investigación, que marinos y militares habrían manipulado información relevante del caso en operaciones conjuntas que mantuvieron en secreto y reveló la existencia de videos donde se muestra cómo son amenazados, torturados y esposados presuntos involucrados en el caso.
El reporte indica también que se identificó que soldados que habían dicho estar en descanso o en instalaciones militares la noche del ataque, estuvieron en sitios donde un grupo de los estudiantes habrían sido trasladados.
Buitrago explicó que documentos, fotografías y testimonios también relevaron que miembros de las secretarías de Marina y Defensa Nacional realizaron operaciones secretas en las que detuvieron a cinco presuntos criminales, hasta ahora desaparecidos, y la posible ejecución extrajudicial de otros dos detenidos.
El informe señala que los expertos documentaron discrepancias en archivos internos de Sedena en los que se reportó el hallazgo del cadáver del estudiante Julio César Mondragón, quien fue desollado la noche del ataque en Iguala, lo que, según el reporte, abre serias dudas sobre la posible manipulación del cuerpo.