El terremoto que sacudió el centro y el sur de México la noche del 7 de septiembre dejó 96 muertos y millones de damnificados. Tan solo en el istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, hay más de 12.000 viviendas dañadas, de acuerdo con la secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano.
México es solidario en las tragedias: el sismo del 19 de septiembre de 1985 modificó a la capital del país y la forma en que los mexicanos se organizaron y colaboraron con los afectados por uno de los terremotos más potentes y devastadores en la historia del país. Esta ocasión no fue la excepción: apenas pasó el susto del sismo —incluso cuando tal vez no había pasado por completo—, los habitantes de Juchitán, de Ixtepec, de San Cristóbal de la Casas y Tonalá empezaron a ayudar a sus vecinos, y los mexicanos en otros estados comenzaron a preguntar cómo colaborar, a qué instituciones acudir, qué insumos se necesitaban de manera urgente.
La madrugada del viernes, la Secretaría de Gobernación dio a conocer que usaría el fideicomiso del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) tanto para Chiapas como para Oaxaca, con el fin de proveer a ambos estados con alimentos e insumos de necesidad básica y apoyar en la reconstrucción de viviendas y la reparación de infraestructura. El fondo cuenta con 6.600 millones de pesos y en este momento se está en la fase de evaluación de los daños. Además, el gobierno mexicano renovó apenas en agosto un seguro, el Bono Catastrófico, por 150 millones de dólares; el secretario de Hacienda y Crédito Público espera que en un mes se sepa si se activa o no.
Después de analizar las necesidades, la Cruz Roja Nacional inició el sábado su campaña de apoyo a los damnificados y estableció centros de acopio en Ciudad de México, Estado de México, Chiapas y Oaxaca. Rafael González Domínguez, coordinador de Comunicación e Imagen de Cruz Roja Nacional, destaca la participación de las familias, de los empresarios y los jóvenes que desde el fin de semana y hasta la tarde del lunes reunieron ya 54 toneladas de ayuda humanitaria que han sido distribuidas en las comunidades oaxaqueñas de Ixtaltepec, Tehuantepec, San Mateo del Mar, San Pedro Tapanatepec, San Pedro Huamelula, Santiago Astata; así, más de 1400 familias afectadas han recibido las despensas que entrega la Cruz Roja Mexicana.
Sin embargo, a Juchitán —la población oaxaqueña donde hubo más muertes por el terremoto (75 personas fallecieron)— la ayuda llega pero no se distribuye correctamente.
Óscar Cruz López, secretario municipal de Juchitán, indicó que los apoyos que se han estado brindando —fundamentalmente despensas y colchonetas— son coordinados por la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena). Cruz López afirmó que han pedido a las fuerzas armadas que trabajen en conjunto con las autoridades municipales, ya que se ha generado “cierta inconformidad porque por mucho que los militares se coordinen no conocen” el municipio.
Para la regidora de Energía de Juchitán, Pamela Terán Pineda, el problema es el mismo. “La Sedena realmente desconoce cómo está formado el municipio, sus colonias; que, por ejemplo, en un mismo terreno hay muchas familias, sus callejones”, dijo. “El apoyo no está llegando a quienes tiene que llegar”.
Cruz López señaló: “No estamos en contra de que participe el Ejército, ha sido una gran ayuda, pero en esta cuestión de ayuda, mejor que sea la autoridad municipal quien decida cómo repartirla”. Terán Pineda dijo que la presidenta municipal, miembros del cabildo y ella misma han planteado a la Secretaría de Defensa Nacional acompañar a sus miembros en la entrega de ayuda, pero que la Sedena se ha negado.
Desde el viernes, las quejas y las denuncias han estado a la orden del día. La ciudadanía juchiteca cree que el ayuntamiento es el que decide cómo se reparte la ayuda; en respuesta, el ayuntamiento ha decidido usar sus propios recursos para armar despensas.
Terán Pineda denunció que el mismo viernes en la madrugada se registraron casos de rapiña y saqueos que la policía municipal ha tratado de contener pero el miedo persiste. Por ello, muchos juchitecos no han querido alejarse de sus viviendas —sin importar el estado en el que estén— e improvisaron refugios en parques y en canchas deportivas, en lugares que creen seguros. El problema es que cuando las fuerzas armadas llegan, no tienen registrados estos refugios improvisados y no dejan las despensas ni las colchonetas ni el agua.
Tanto el Senado de la República como el gobierno de Oaxaca han compartido cuentas bancarias para que se hagan donaciones monetarias para apoyar a los damnificados por el sismo; sin embargo, no han sido percibidos como una buena alternativa para ayudar.
La Cruz Roja Mexicana es un organismo que cuenta con procesos de transparencia y que, de acuerdo con el coordinador González Domínguez, informará en su página web el dinero que recolecte y en qué lo usará. “La aportación económica es inmediatez y prontitud” en la ayuda, dice González Domínguez. Si deseas hacer una donación en dinero para apoyar a los damnificados del sismo del 7 de septiembre, puedes hacerlo desde el sitio de la Cruz Roja Mexicana. También puedes llevar los siguientes productos a los centros de acopio que la Cruz Roja ya ha habilitado en las delegaciones que tiene en todo el país. (Es importante que los productos sean de la presentación que se especifica, pues así se pueden armar las despensas que benefician al menos a cuatro personas).
Limpieza del hogar
– Jabón en polvo de 1 kilogramo
– Pino de 1 litro
– Escobas
– Cubetas
– Cepillos
– Jaladores
– Jergas
– Franelas
Higiene personal
– Papel sanitario (paquete de cuatro rollos)
– Toallas femeninas en paquete
– Champú
– Jabón de pastilla
– Cepillo y pasta dental
– Rastrillos
Alimentos no perecederos
– Atún en lata abrefácil o bolsa de 85-155 gramos
– Sardinas en lata
– Frijoles, arroz o lenteja en bolsa de 500 gramos o 1 kilo
– Sopa de pasta de 200-500 gramos
– Chiles en lata abrefácil
– Consomé de pollo en polvo
– Verduras en lata
– Sal en bolsa o bote de 200 gramos
– Mayonesa de 380 gramos
– Aceite para cocinar 1 litro
– Café soluble
“A pesar de que la solidaridad es muy fuerte”, dice González Domínguez, “no podemos bajar la guardia”, y por eso anima a que se siga llevando ayuda a los centros de acopio.
Otra institución que buscar apoyar a los niños y adolescentes damnificados por el terremoto es Unicef, especialmente en el regreso a clases, ya que Pressia Arifin-Cabo, representante adjunta de Unicef México, dice que es una de las mejores formas en que los niños y adolescentes recuperen su tranquilidad.
“Los niños están muy traumatizados, tienen mucho miedo y no ayuda que no haya clases porque no pueden volver a su rutina”, señaló Arifin-Cabo. Además, mencionó que la tasa de deserción escolar aumenta mientras más tarden en regresar a clases. Por ello, Unicef aboga por la instalación pronta de aulas móviles o de escuelas temporales.
La representante adjunta de Unicef México vivía en Nepal cuando este fue sacudido en 2015 por dos terremotos de magnitud 7,8 y 7,3 que causaron la muerte de más de 9000 personas. En comparación, “México ha aprendido de las lecciones de otros terremotos: los niños saben qué hacer durante el sismo y esto puede asegurarte que haya menos muertes”, señaló al evaluar la situación actual en Oaxaca, en donde está con trece equipos de Unicef que están desde Tapachula, Chiapas, hasta Juchitán.
Si quieres ayudar a Oaxaca a través de Unicef, el dinero que aportes será utilizado para que haya equipos de apoyo psicosocial; para asegurar el regreso inmediato a la escuela, para materiales educativos y para trabajar con el gobierno en evitar la violencia contra los niños, niñas y adolescentes en este escenario de desastre.
Fuente: NYTimes