En el verano de 1921, el profesor Frederick Banting descubrió, junto con su alumno Charles Herbert Best, la insulina, la hormona que metaboliza los hidratos de carbono y cuya ausencia es la causa de la diabetes.
El profesor de la Universidad de Toronto, Canadá recibió el Premio Nobel por este hallazgo y el ayudante se quedó sin él, pero Banting lo compartió con Best. Gracias al trabajo de ambos científicos descubriendo una sustancia considerada entre los productos farmacológicos más eficaces del mundo.
Millones de seres humanos, enfermos de diabetes, cambiaron su condena a muerte por una existencia normal. Pasaron de tener que morir por diabetes a poder vivir con diabetes.
Fue una perra llamada Marjorie, el 6 de agosto de 1921 en Canadá, el primer animal diabético del mundo que recibió extracto de páncreas o insulina en su estado más primitivo para paliar el déficit de esta hormona crucial para que las células del organismo asimilaran la glucosa de la sangre, que es su alimento.
De aquí a la prueba en humanos, a la producción industrial y al Premio Nobel por el descubrimiento pasó sólo un año y medio, un insólito récord en la ciencia médica.
Fuente: Radio Fórmula