Shimon Peres, el último de los padres fundadores de Israel, ganador del premio Nobel de la Paz, es un veterano de la política internacional, ferviente partidario de la paz y defensor hasta el último minuto del diálogo con los palestinos.
Peres, de 93 años, dejó la presidencia en 2014 y desde entonces es un referente en Israel. Nunca abandonó la escena internacional, aunque los últimos meses se vio obligado a reducir sus viajes.
Particularmente apreciado en el extranjero, los ex presidentes Bill Clinton y Mijail Gorbachov estuvieron presentes en la gigantesca fiesta por sus 80 años. El cinesta Woody Allen le mandó entonces un saludo «de un judío malo a uno bueno».
Presente en la escena política desde la creación del Estado de Israel en 1948, Shimon Peres mostró una resiliencia a toda prueba.
Forjado por las derrotas, se impuso una dura disciplina y confió un día que el secreto de su longevidad era el ejercicio diario, una dieta muy frugal y un vaso o dos de un buen vino.
«Todo el mundo come tres veces por día. Si comes tres veces te llenas de grasa. Pero si uno lee tres veces por día, uno se convierte en un sabio, es mejor ser sabio que graso», aconsejaba el líder en una entrevista concedida a la agencia AFP en 2012, precisando que solo dormía 4 ó 5 horas.
Desde que dejó la presidencia, ya siendo nonagenario, conservó su vivacidad y siguió viajando por el mundo, como un orador requerido en muchos foros mundiales.
Artífice de los acuerdos de Oslo
Peres fue uno de los grandes artífices de los históricos acuerdos de Oslo (1993 y 1995) entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina. Estos acuerdos sentaron las bases de la autonomía palestina y debían conducir a un tratado de paz.
Ministro de Relaciones Exteriores de su gran rival laborista Yitzhak Rabin, estaba encargado de las negociaciones. Por estos acuerdos compartieron el premio Nobel de la Paz Peres, Rabin y el líder palestino Yasser Arafat en 1994.
La solución con dos Estados, israelí y palestino, coexistiendo en paz «es la única vía posible para acabar con el terrorismo, la violencia y el odio», decía en febrero a la revista Time a pesar del declive de los acuerdos.
Peres también estuvo implicado en el esfuerzo de paz con Egipto y Jordania, los dos únicos países árabes con los que Israel ha firmado un tratado de paz.
El halcón convertido en paloma
Desde que en 2007 se convirtió en el noveno jefe del Estado de Israel, Peres utilizó esta función para promover la paz, al punto en que se convirtió casi en el único opositor al primer ministro de derecha Benjamin Netanyahu.
Pero esta figura histórica del Partido Laborista, movimiento que estuvo en los orígenes de la fundación de Israel, no siempre fue un hombre de paz.
Nacido en Vishneva (Polonia) en 1923, llegó 11 años más tarde a Palestina. Formó parte de la generación de dirigentes que participaron activamente en la creación del Estado de Israel.
Peres era considerado como uno de los halcones de los laboristas. Cuando fue ministro de Defensa, en la década de 1970, apoyó la creación de las primeras colonias judías en Cisjordania ocupada.
Era primer ministro cuando la aviación israelí bombardeó la localidad libanesa de Caná, un ataque en el que murieron 106 civiles en 1996, que le valió una travesía por el desierto.
Figura superior
En Israel, su aura de último superviviente de la generación de los padres fundadores israelíes y su omnipresencia durante décadas lo impusieron como figura preeminente.
Primer ministro entre 1984 y 1986, y después en 1995-96; presidente de 2007 a 2014, ministro de Defensa, Relaciones Exteriores, Finanzas…, compañero de viaje de David Ben Gurion, Rabin y Ariel Sharon, se erigió como autoridad respetada, aunque fue criticado con frecuencia en sus innumerables cargos, tanto en el Gobierno como en la oposición.
En los años 50, en la dirección general del Ministerio de Defensa, participó en el abastecimiento de armas modernas a Israel, sobre todo por Francia, país con el que hacía las veces de mediador privilegiado en una relación estrecha.
Participó en la preparación de la expedición de Suez en 1956 que alió a Israel, Francia y Reino Unido.
Por entonces ministro de Defensa, Peres respaldó en los setenta, en Cisjordania ocupada, las primeras colonias, las implantaciones que han proliferado desde entonces y están ampliamente consideradas un obstáculo para la paz.
Era primer ministro en 1996 cuando un centenar largo de civiles murieron en un campo de la ONU bombardeado por Israel en la localidad libanesa de Qana.
Padre del programa nuclear israelí
En la dirección general de Defensa, Peres sentó las bases del programa nuclear israelí y propició en la construcción del reactor de Dimona.
Se adjudicaba el haber instaurado en la época la política, hoy vigente, de ambigüedad por parte de Israel en torno a si dispone o no del arma nuclear.
Peres justificó la construcción de Dimona por la penuria de recursos energéticos en Israel, pero invocó asimismo las virtudes disuasivas del reactor. «No me cabe ninguna duda de que Dimona confirió a Israel una dimensión disuasiva. Para mí, Dimona fue el primer paso a Oslo», decía en 2014.
Fuente: Staff