PARÍS, FRANCIA. Leer en la prensa europea las noticias provenientes de México atenta en contra del sentido de la dignidad de cualquier mexicano, con excepción, claro está, de nuestros políticos. Las patéticas fotografías publicadas en los diversos diarios y revistas exhiben una realidad deplorable imposible de justificar. ¿Cómo defender un Estado de derecho ante los cadáveres en un restaurante de Acapulco o los decapitados en Nuevo León o los acribillados en Michoacán o los asesinatos en León? ¿Cómo explicar lo que acontece en México sin experimentar una desagradable sensación de coraje, vergüenza e impotencia? Como decía Stalin, para nuestros líderes el número de muertos no son sino estadísticas.
¿No existe autoridad en México o, si existe, es ineficiente, o corrupta o ambos calificativos a la vez? ¿Nadie en tu país se alarma del daño que debe resentir el turismo y la inversión extranjera cuando a diario se publican crímenes que hielan la sangre? ¿Son frívolos o incapaces quienes administran la justicia en México? Aquí, en Europa, cuando fueron asesinados los periodistas de Charlie Hebdo, en París, o estallaron bombas en el Metro y en el aeropuerto de Bruselas, dos días después los culpables ya habían sido detenidos por las policías. ¿Y en México? A año y medio del asesinato de los estudiantes de Guerrero se ignora lo que en realidad ocurrió… ¿acaso los mexicanos necesitan otra revolución para tratar de imponer el orden en su país y purgarlo de políticos corruptos? ¿Por qué no castigan en las urnas a los bandidos y a los incapaces? En México es más rentable ser funcionario público y enriquecerse impunemente, que entrar al negocio del narcotráfico en donde se pueden correr sólo algunos riesgos mayores…
Recientemente, el gobierno mexicano ya no les permitió a los representantes del GIEI, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, continuar con sus labores de investigación del caso Ayotzinapa. Hay quien sostiene que se trataba de un grupo de pistoleros mediáticos contratados por Emilio Álvarez Icaza para dañar al Estado mexicano y por ello se les impidió concluir con sus obligaciones. Por otro lado, el gobierno mexicano a 18 meses de las desapariciones no ha logrado dar una justificada satisfacción a la opinión pública nacional e internacional, en el entendido de que el mundo entero se ha convertido en una auténtica vecindad y se conoce todo lo que acontece en el interior de todas las viviendas, llamadas, hoy en día, países.
A la fecha no se sabe qué aconteció con los estudiantes de Ayotzinapa ni se aclara 98% de los delitos que a diario se cometen en México ni se sanciona a los políticos corruptos ni se castiga a los funcionarios incapaces de impartir justicia. Todo está podrido y por donde se apriete el tejido público mexicano brota el pus…
En el Senado no se logró legislar en relación con el Sistema Nacional Anticorrupción porque a la pandilla priista no le conviene exhibir las corruptelas de sus integrantes, pues como bien dice Gamboa Patrón: “Aquí, en el Senado, se viola la Constitución todos los días…”.
Si ya el líder de la bancada priista reconoce que en el “Honorable” Senado de la República se viola la ley todos los días y en el Senado, supuestamente, se debe definir el futuro de México, entonces, estamos haciendo todo lo posible por volver a despertar al México bronco con sus terribles consecuencias con las que no tardaremos en volver a sorprender a propios y extraños con más noticias de México.