Diario de un Reportero
Colaboración de Ramsés Ancira
La Ciudad del Vaticano tiene 44 hectáreas, 900 habitantes y representa a mil 165 millones de personas que nacieron en casas de tradición católica y fueron bautizados. Israel oficialmente tiene 20,700 kilómetros cuadrados, esto significa que el Vaticano cabría en Israel 47,045 veces. Ambos son estados teocráticos, pero salta a la vista que la imagen internacional entre una y otra, tiene notables diferencias.
En Estados Unidos existe una fundación dedicada principalmente a monitorear a los medios de comunicación. Si alguno tiene imágenes de un socorrista palestino que cae herido por la bala de un francotirador, intenta levantarse y le vuelven a disparar, esta fundación le llama a los accionistas de origen judío de todas las empresas a las que puede, les pide, ruega o amenaza que esas imágenes no sean difundidas y si lo hace puede tomar medidas legales acusándolos de antisemitismo, lo que es sin duda un delito pero ¿Qué tiene de antisemita mostrar hechos objetivos y reales como herir y rematar a un hombre desarmado? La oficina, con un presupuesto anual garantizado de 40 millones de dólares y oficinas en unos 30 estados de la Unión Americana, siempre se sale con la suya.
La imagen fue virtualmente eliminada de Internet, pero el presupuesto de la Liga Antidifamación no alcanzó para acallar a una televisora mexicana. No le vamos a recomendar presenciar un asesinato, pero es una obligación periodística dar las pruebas de lo que se afirma, así que dejamos el enlace si quiere comprobarlo http://viyoutube.com/video/xpzMb6yImOM/fuertes-im%C3%A1genes-momento-en-que-asesinan-a-un-joven-palestino-en-israel.
La empresa Excelsior alberga la columna de varios periodistas judíos, como Adela Micha y Leo Zuckerman, lo que sin embargo no la salvó de recibir la crítica oficiosa u oficial de una de las representantes de la Liga Antidifamación en México, Esther Shabot que no dudó en llamar a Excelsior un medio antisemita.
El afamado intelectual de origen judío Noam Chomsky ha advertido y cualquiera con un poco de criterio abierto puede notarlo, que si se toca a Israel con la más leve crítica grita ¡Antisemita!
El domingo 14 de febrero de 2016, mientras intento poner orden a un libro sobre la Ciudad de México, escucho a través de la televisión la voz de Francisco Bergoglio y molesto por la distracción grito ¡Ya por favor, quiten eso, estoy “emPapado”!
Le cambio a la transmisión del concierto dominical de la Orquesta Filarmónica de la UNAM, pero además de que el programa de música de fagot no me parece muy atractivo, me entra el pensamiento de que finalmente se trata de un acontecimiento histórico y le regreso a la transmisión de la visita papal.
Hay que reconocerlo, católico o no, el evento en Ecatepec, un municipio más pobre que industrial, ha sido revestido de una condición artística que merece la atención de cualquier espíritu sensible. La misa la acompaña la Orquesta Sinfónica del Estado de México, un hermoso y monumental coro y…un momento. No soy católico practicante pero salvo por los breves momentos en que el viento arrancaba el solideo de la cabeza de Juan Pablo II, no me acuerdo haber visto a un sumo pontífice oficiar con el cabello al aire libre. Francisco se deja ver el pelo.
Los religiosos judíos usan también el mismo “gorrito” y por las mismas razones. En su caso se llama “Kipa” y les recuerda que hay un ser supremo por encima de todos los mortales.
Por supuesto, no están exentos de que se les caiga, lo levantan, lo besan y con la paciencia de Job se lo vuelven a poner tantas veces como sea necesario.
No ha sido el caso del Papa, esos cabellos grises, que no lo hacen distinto de los otros sacerdotes que ofician la misa, le dan tanta dignidad, presencia y respeto como el que más.
Por la tarde visita a niños enfermos, la mayoría de cáncer y suelta un discurso brevísimo, les recuerda que ante el miedo de Juan Diego, la aparición del Tepeyac le respondió que porque temía “No estoy yo aquí que soy tu madre”.
Pero no es bendecir, hablar bien de los niños, lo que dice centralmente su discurso, más bien es él quien le pide a los niños que lo bendigan.
En el Estado de Guerrero hay al menos dos crímenes de sacerdotes tan abominables y cobardes como el del socorrista palestino al que le referíamos líneas arriba.
John Sseniyondo un sacerdote africano le dijo a un narcotraficante que no podía bautizar a su hijo y darle la bendición sabiendo que era un asesino. Respondió asesinándolo y enterrándolo, no en cristiana sepultura sino en una fosa que permaneció clandestina por años porque a las autoridades no les dio la gana investigar.
Otro sacerdote, Ascencion Acuña Osorio fue amenazado por una banda conocida como los tequileros. Primero lo obligaron a vender su auto y darles el botín. Le dieron la oportunidad de irse de la montaña donde ejercía su pastoral. Pero luego la diócesis le dijo que las cosas ya se habían calmado y le dio la orden de regresar a su parroquia. Lo torturaron, asesinaron y arrojaron al río. Estos hechos ocurrieron días antes de la desaparición de los 43, el número que ya es un estigma en México. 43 el número del delito masivo más difundido a nivel planetario y que increíblemente las autoridades no pueden resolver a pesar de tener a más de 100 presuntos responsables en la cárcel
La Jerarquía católica mexicana nunca se organizó para exigirle al Ejército o a la Marina Mexicana, las únicas fuerzas con el tamaño necesario para enfrentar a Los Tequileros, en el corazón de la producción de opio en México, que no dejaran impunes los crímenes de los sacerdotes.
El Papa Francisco les dijo a esos sacerdotes que la Iglesia no necesita príncipes, sino hombres, más preocupados en el contacto con la gente que en cuidar sus carreras eclesiales.
En la adolescencia tuve la oportunidad de ser becado por maristas, algo de lo bueno que pueda ser se los debo a ellos. Predicaban poco y hacían mucho. Así cavé zanjas para la tubería de las casas que construíamos para la gente pobre de Querétaro, casas en unidades habitacionales que hoy serían dignas de familias de clase media alta.
Antes, en mi niñez monté a caballo. Me era mucho más fácil, gracias a la docilidad de los animales subirme a ellos sin enjaezarlos con las pesadas sillas y los abominables fierros. No los necesitaba, un simple bozal me permitía conducirlos y galopar, aunque seguramente era más fácil resbalar y caer.
Me gusta el Papa Francisco. No ignoro que en semanas logró resolver décadas de conflicto, por ejemplo entre Estados Unidos y Cuba, creo que hará más cosas buenas en su pontificado.
Este potro bruto de la modernidad no es fácil de montar. Internet está lleno de charlatanes que buscan cosas esotéricas para denostar a Francisco, hablan de francmasonería y de complots judeomasónicos, del Papa Negro porque negro es el color de los jesuitas, de esa orden que los conquistadores españoles no soportaron porque peleaban como hombres, y con armas si era necesario para evitar que marcaran con hierros a los indios y violaran y tuvieran solo para uso sexual a las indias.
El Papa, pienso al verlo oficiar lo mismo en Ecatepec que en Chiapas con la cabeza descubierta, es un hombre que monta a pelo
Que los sionazis tomen el ejemplo, alguien está obteniendo mejores resultados y más amigos con palabras sensibles y apelando al sentido común, que la liga antisionista derrochando miles de millones de dólares para financiar candidatos republicanos defensores de muros, racismo e intolerancia.
Al día siguiente el discurso de Francisco en Chiapas hablo de gratuidad, de intercambio, de la tierra que devuelve recompensa al que la cuida, del trabajo comunitario, del cambio climático producido por el que solo quiere ganancias y no le devuelve nada a cambio. El discurso del Papa se parece hoy más al del presidente Correa o al de Evo, que al de cualquier otro país industrializado. Y esto es bueno y quisiéramos creer que no se limite a una noticia del momento, sino a una nueva corrección del rumbo de la historia, una que sea para bien, una en el que el sur también existe.