El uso de tecnologías de cifrado de datos por terroristas para ocultar sus comunicaciones en internet como habrían hecho los autores de los recientes atentados en París, complica su identificación y exacerba aún más el dilema sobre los frágiles límites entre privacidad y seguridad en la red.
Desde mensajería instantánea a partidas de videojuegos y Skype Al parecer, la aplicación de mensajería gratuita Telegram, similar a la popular WhatsApp, aunque con un sistema de cifrado más amplio, habría sido una de las herramientas utilizadas por los yihadistas para organizarse en secreto.
Telegram garantiza no sólo que el emisor y el receptor sean los únicos que puedan ver los contenidos de los mensajes, sino que el sistema de cifrado alcanza a los propios datos almacenados en el terminal. Inicialmente, las conversaciones en Telegram no se pueden delatar porque su tecnología de cifrado de extremo a extremo es muy sólida, salvo que existiera alguna vulnerabilidad en el sistema o se accediera al mismo mediante técnicas de ingeniería social como persuasión psicológica a alguno de sus usuarios para conseguir las claves de acceso.
Esta aplicación es sólo una de las muchas en internet que permiten conversaciones ocultas, como han recordado estos días los expertos en ciberseguridad Chema Alonso, de Telefónica, y Víctor A.Villagrá, profesor de ingeniería Telemática de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación (Etsit) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Curiosamente estas tecnologías, especialmente impulsadas en tiempos recientes por motivos de privacidad tras escándalos como las revelaciones de ciberespionaje masivo de ciudadanos por parte países como EU, se encuentran al alcance de cualquiera de forma gratuita en internet, y los terroristas las utilizan para comunicarse desde cualquier lugar del mundo sin dejar rastro.
Se sirven de todo tipo de canales tecnológicos en internet, incluso los supuestamente más ingenuos, para comunicarse de forma encubierta. Por ejemplo, recurren a chats de juegos o conversaciones en partidas multijugador en donde van dejando mensajes escritos; asimismo, usan correos electrónicos cuyos distintos usuarios utilizan la misma cuenta y comparten archivos para comunicarse sin dejar ver sus mensajes al exterior, explica Chema Alonso.
Otra de las herramientas estrella que utilizan es Skype, para videoconferencias, porque las comunicaciones con esta plataforma son muy difíciles de rastrear y las fuerzas de seguridad tienen complicado monitorizarlas sin previa orden judicial, añade por su parte el profesor Villagrá, de la UPM. Ocultos en las ‘internet profunda’ En la ‘internet profunda’, en ese enorme espacio virtual en donde las búsquedas escapan al control de los motores tradicionales, tipo Google, y al que recurren traficantes de armas, pedófilos y terroristas en busca de anonimato, los terroristas tienen un mundo oculto en donde captar recursos y personal desde el anonimato, prosigue el experto.
Por su parte, Chema Alonso, de Telefónica, recuerda que el reto de la privacidad y la seguridad al cien por cien al mismo tiempo es imposible. Añade que se ha comprobado que cuando los Estados fijan medidas de control sobre determinados sistemas, por ejemplo las llamadas telefónicas, los terroristas se pasan automáticamente a otra tecnología o herramienta.
Fuente: 20 minutos