Los adultos mayores que siguen trabajando parecen estar más sanos que aquellos que abandonan la fuerza de trabajo, sugiere una investigación reciente.
El estudio de más de 83,000 estadounidenses a partir de los 65 años de edad encontró que estar desempleado o jubilado se asociaba con un riesgo más elevado de mala salud, incluso tras tomar en cuenta factores como el tabaquismo y la obesidad.
“Sabemos que permanecer en la fuerza de trabajo es bueno para nosotros”, afirmó Jay Olshansky, profesor de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Illinois y vocero de la Federación Americana de Investigación sobre el Envejecimiento (American Federation for Aging Research).
Olshansky, que no participó en el estudio, añadió que “no trabajar puede conducir a una peor salud general”.
Pero, dijo, el estudio no prueba que trabajar mantenga a la persona sana.
“No se puede decir que jubilarse hizo que se perdiera la salud, ni que el hecho de seguir trabajando hizo que se permaneciera sano”, apuntó. “Por supuesto, la gente que tiene mala salud tiende a dejar de trabajar”.
Pero si uno puede trabajar, debe seguir trabajando, aconsejó Olshansky. “Hay más probabilidades de permanecer sano más tiempo si sigue trabajando”, añadió.
El informe aparece en la edición de septiembre de Preventing Chronic Disease, una revista de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
Para el estudio, dirigido por Diana Kachan de la Universidad de Miami, los investigadores usaron datos de una encuesta gubernamental con más de 83,000 adultos a partir de los 65 años de edad entre 1997 y 2011.
Según el estudio, los trabajadores con los empleos más físicamente demandantes tenían el riesgo más bajo de mala salud. Por ejemplo, los trabajadores de servicio tenían el riesgo más bajo de sufrir afecciones que limitaran su funcionamiento. Los obreros tenían el riesgo más bajo de sufrir afecciones crónicas y límites del funcionamiento, hallaron.
Que los obreros tengan una mejor salud podría deberse a la cantidad de actividad física que realizan esos trabajadores, en comparación con el trabajo sedentario de los oficinistas, sugirieron los autores del estudio.
Olshansky dijo que “la única forma de que esos trabajadores puedan permanecer en la fuerza de trabajo es teniendo una buena salud”.
Diana Kachan y sus colaboradores también encontraron que entre los adultos mayores con unos empleos de un estatus y un salario más bajos, trabajar puede beneficiar la salud al aumentar el contacto social y los ingresos, y al proveer un seguro de salud más abarcador.
“Los adultos mayores que siguen trabajando tienden a estar mucho más sanos respecto a múltiples resultados de salud, pero quizá proveer unas mejores condiciones en el lugar de trabajo para los adultos mayores con limitaciones funcionales permitiría que más de ellos se unieran a las filas de sus pares más sanos”, escribieron los investigadores.
“No deberíamos obligar a las personas a salir de la fuerza de trabajo si esto tendrá un efecto nocivo sobre su salud, y si desean seguir trabajando y pueden continuar haciendo su trabajo”, dijo Jay Olshansky.
“Permanecer en la fuerza de trabajo es más saludable. Es más saludable porque trabajar le mantiene física y mentalmente implicado”, añadió.
Fuente: Yucatán