Luis Alfonso, Simón y José Regino González Villarreal escucharon la sentencia del Tribunal Federal de Malasia acompañados por algunos familiares y el embajador de México, Carlos Félix.
Los cinco jueces del tribunal desestimaron los argumentos de la defensa, que apuntó a las supuestas inconsistencias de las pruebas y manipulación de la droga incautada hace seis años.
Uno de los abogados defensores, expresó su «decepción» y tristeza por el fallo del tribunal y lamentó que no hayan admitido sus alegatos; «Hemos intentado con nuestros argumentos que el tribunal entendiera que la cadena de custodia sobre la principal prueba contra mis clientes había fallado. Los jueves no han estimado nuestras explicaciones; ahora es momento de estar con la familia y con los chicos antes de su traslado y valoraremos los próximos pasos a realizar«.
Vestidos con ropas blancas de presidiario y las mangas de color rojo –indicativo de los reos condenados a muerte– los hermanos González Villarreal, oriundos del estado de Sinaloa llegaron a la sede judicial esposados y escoltados por una decena de agentes.
Los mexicanos, fueron sacados rápidamente de la sala tras escuchar el veredicto.
Los tres condenados fueron detenidos el 4 de marzo de 2008 en una redada realizada por la policía en la ciudad de Johor Bahru, junto a la frontera con Malasia.
En la operación, los agentes de la brigada antinarcóticos decomisaron unos 29 kilos de metanfetamina, un alijo valorado en 15 millones de dólares; un tercio de la droga desapareció bajo custodia policial.
El 17 de mayo de 2012, el magistrado Mohamed Zawawi Saleh del Tribunal Superior, conocido por el apodo del «juez soga», halló culpables a los tres hermanos mexicanos y a otros dos acusados; los sentenció a morir en la horca.
Luego de haberse agotado todos los recursos legales, sólo queda solicitar el perdón real para evitar la horca.
Fuente: El Universal