Quemar cohetes en los días festivos es una tradición para muchas familias capitalinas, pese a los riesgos que conlleva.
Cada año, al iniciar las vacaciones los papás de Jorge lo llevaban a él y a sus dos hermanos menores al mercado de la Merced a comprar cohetes para la Nochebuena y el Año Nuevo.
Una vez un cohetón explotó en la pierna de uno de sus primos, se quemó el pantalón y el incidente quedó en un susto.
“Es una tradición familiar desde que era niño mis papás compraban. Ahora yo le compro a mis hijos”, dice Jorge de 36 años.
Este miércoles, Jorge acudió al mercado de la Merced a comprar cohetes para las próximas fiestas, solo un día después de que una explosión en el mercado de San Pablito, en Tultepec mató a 33 personas.
“¿Miedo? Pues no, nunca nos ha pasado nada, responde.
“Solo si no los sabes usar son peligrosos. Yo solo compro de los chiquitos, no de las palomas”, dice Fátima Contreras, de 62 años, mientras señala una bolsa con pequeños cohetes llamados brujas y cerillos para sus nietos.
Sin embargo, estos productos no son tan inofensivos, pues fueron los que provocaron el incendio en 2006 del mercado de San Pablito, por lo que su comercialización fue prohibida por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para evitar accidentes.
Tener los mejores juegos pirotécnicos era una competencia para la familia de Lourdes Moreno.
Recuerda que de pequeña sus primos y ella salían a la calle a “tronar cohetes” después de la cena de Navidad, “eran competencias con los vecinos para ver quién tenía los cohetes más ruidosos o los que sacaban más luz”.
20 años después, sus hijos continúan la tradición navideña.
En las romerías de los mercados de la Merced, Sonora y Tepito se pueden encontrar puestos – sin los permisos correspondientes – donde se adquieren productos desde 20 pesos la bolsa.
“Esta chido, es divertido. Yo siempre los consigo en el (mercado de) Sonora, ahí hay de todo”, dice Miguel, de 28 años.
Apenas la madrugada de este martes, la policía capitalina decomisó dos toneladas de juegos pirotécnicos en el mercado de San Ciprián, en el barrio de la Merced, en la delegación Venustiano Carranza.
En agosto pasado, las autoridades decomisaron 14.4 toneladas de pirotecnia que estaba almacenada en una casa de la delegación Magdalena Mixhuca.
Cohetes, una tradición a la baja
Sin embargo las ventas no son como en otros años, dice un locatario del mercado de Sonora que prefiere no dar su nombre.
Desde hace 20 años vende en esa romería la pirotecnia que le traen desde el municipio de Tultepec, “capital autodeclarada de los fuegos artificiales”, según el Instituto Mexiquense de la Pirotecnia.
En los últimos años los decomisos y las bajas ventas han mermado el negocio. “Ya no vendemos igual, a los niños de hoy ya no les gusta como antes”.
Hace unos cinco años, diariamente vendía cerca de 800 pesos, y actualmente solo logra entre 200 y 300 pesos.
Una de las vendedoras del mercado de la Merced señala que accidentes como el ocurrido este martes en San Pablito “espantan” a la clientela, pues “ya cuando hay muertos, la gente prefiere no comprar”.
Fuente: Animal Político