Colaboración de Francisco Fonseca
Vandalismo, embozados, secuestros, homicidios, ajustes de cuentas, marchas, plantones, protestas, corrupción, impunidad. Es el México de estos días, de mi México que tanto se ha agotado y vive ya cansado y avejentado. La ciudadanía ya no entiende, no sabe; más bien no quiere entender lo que ocurre y prefiere voltear la mirada hacia lo menos grotesco, que son la televisión y los espectáculos. Distraerse, tratar de divertirse y de que su familia se entretenga aunque sea por momentos.
Hoy encontramos un México dividido, un país en el cual buscamos tener afinidad con algunos de los actores políticos, aunque sean los menos deseables. Y es que debe preocuparnos la dirección del país y en la manera de sentirnos miembros de una misma raza, sentirnos seres humanos, capaces de ver la dignidad de nuestro semejante, piense como piense.
Lo que sí debe importarnos a todos es la rápida e inmediata solución de nuestra vida en sociedad. Es imposible seguir siendo comparsa de las autoridades que dicen estar aplicando sus mejores estrategias para combatir a la organizada delincuencia. Hay infinidad de asociaciones civiles, comités, comisiones, barras, grupos vecinales, etc., que se la pasan acicateando al pueblo contra el gobernante; y después se acercan a las autoridades para “venderles” la solución de todos los problemas. Todo ello lo hacen para lucrar y para proyectar sus deslucidas agrupaciones en un cielo nebuloso y oscuro. Lo triste es que las autoridades también se frotan las manos. Esto se inició a principios del siglo 21 con los otros mexicanos, y se alargó durante doce largos años de oídos sordos y de sangre derramada.
Por eso… ¡Ya basta de atentar contra la sociedad y contra las instituciones de la República. Ya basta de tanta estulticia y necedad. Ya basta de las acciones pusilánimes y traidoras de aquellos otros mexicanos, de quienes dijeron que su meta era el bien del país y se hicieron portadores de la honestidad. Ya basta de los artículos tendenciosos de pseudoperiodistas. Ya basta de embozados vendepatrias que se ofrecen al mejor postor. Ya basta del anonimato falaz. Ya basta del populismo hipócrita!
Todos los días escuchamos que México vive un momento histórico. No creo que ésa sea la verdad. Estamos heredando las incongruencias anteriores. Ninguna de las tristezas que relatan acompasada y acordemente los medios de comunicación son históricas; son simples penas y angustias que nos dejaron los anteriores regímenes, tal vez de 20 años atrás, acompañados de su corte de delincuentes y hampones bajo el lustroso manto del político socarrón y vendepatrias, es decir, de los otros mexicanos. No hay un suceso que no se fundamente en otro anterior; hay políticos que creen guiar la historia, pero hay otros que reaccionan de acuerdo a como los obliga la realidad.
No llevamos meses, sino décadas viviendo en este tenor y ya es más que justo que México, mi México se enderece, se levante y se sacuda el aletargamiento en que lo postraron aquellos otros mexicanos.