Colaboración de Francisco Fonseca
Hay muchas definiciones de Conservadurismo. Pero todas coinciden en la diferencia de los valores políticos y económicos. Podríamos definirlo finalmente como la ideología política que se caracteriza por defender la fe ante la razón, la tradición ante la experiencia, la jerarquía ante la igualdad, los valores colectivos sobre el individualismo y la ley natural ante la ley civil.
Busca el equilibrio y se opone al cambio, a la innovación y a los extremismos.
La historia del conservadurismo, sólo en América Latina, produjo un proceso político durante buena parte del siglo XIX, y que desembocó en la cristalización de un sistema de bipartidismo. Conservadores y liberales dominaron la escena política por largos periodos de tiempo, a veces con la presencia de dictadores y caudillos.
Así, los partidos conservadores se caracterizaron por apoyar a la Iglesia católica en la defensa de sus derechos y privilegios, representar los intereses de los grupos dominantes más tradicionalistas, un centralismo político, y un proteccionismo económico. Ya en el siglo XX, el conservadurismo se extendió con mayor rapidez. Se hablaba de una nueva visión del futuro. El desarrollo de la ciencia y la tecnología, el progreso de la medicina, los nuevos métodos educativos y la información al alcance de todos concedían el fortalecimiento de la estructura social.
Entonces se agregó un término nuevo y en cierta forma inadvertido: “neoliberalismo”.
Hace más de 40 años tomó forma esta terrible escalada, azuzada a nivel mundial por Milton Friedman, “padre del monetarismo”, Alan Greenspan, y otros. Las políticas antiinflacionistas de Greenspan fueron consecuencia de sus años de implicación con un movimiento que apoyaba sin reservas la vuelta a lo que llaman el “soundmoney”, y que además pretenden el regreso al patrón oro.
Todo lo anterior toma forma al percatarnos de los cambios de regímenes y movimientos políticos en Sudamérica, concretamente en Argentina y en Brasil. En ambos casos actúa ese común denominador llamado “neoliberalismo”.
En Brasil, la presidenta Dilma Rousseff no logró detener la inmensa inconformidad social que la derrumbó bajo acusaciones de utilización de recursos de los Bancos del Estado para tapar hoyos fiscales. Además de ella, hay decenas de funcionarios de diferentes niveles gubernamentales de la empresa Petrobás acusados de corrupción, que se encuentran en la mira de los jueces brasileños.
Dilma Rousseff quedó fuera del gobierno. Después de una maratónica sesión de más de 20 horas, el Senado decidió, con 55 votos a favor y 22 en contra, la suspensión de la mandataria por 180 días para que enfrente un juicio político por manipulación de las cuentas públicas.
Fue reemplazada interinamente por el vicepresidente Michel Temer, quien quedará en el cargo de forma permanente si Rousseff es condenada por dos tercios de la Cámara alta en un proceso encabezado por el presidente del Supremo Tribunal Federal.
Los problemas para Dilma Rousseff empeoraron cuando se anunció que el expresidente Luiz Inácio Lula de Silva posiblemente se postularía para sucederla en la presidencia de Brasil.
Pero ya venía arrastrando una problemática casi imposible de superar, a saber:
El Caso Petrobrás. La empresa está siendo investigada, por el que podría considerarse como el movimiento de lavado de dinero más grande en la historia del país. Con un desvío de tres mil 200 millones de euros en sobornos.
El Mundial de Fútbol 2014. Hubo fuertes enfrentamientos entre sindicatos de trabajadores y policías alrededor del país, pero a pesar de esto, el mundial se vio realizado, dejando una enorme resaca económica para Brasil, de la cual aún no se han podido recuperar.
La corrupción generalizada. Ocho ministros tuvieron que renunciar; siete de ellos por estar envueltos en escándalos de corrupción política. Además las investigaciones han hablado ya que la mayoría del lavado de dinero que se lleva a cabo en Brasil, proviene del presupuesto público.
La violencia en el país. Brasil es un país enorme en el cual uno de cada cuatro personas es pobre, necesitando de la ayuda gubernamental para poder evitar el hambre y tener vivienda. Brasil es el segundo país con mayor consumo de drogas en todo el mundo, y además figura entre los países más violentos en el mundo. Los costos de inseguridad ascienden a los 25 mil millones de dólares anuales.
Por otra parte, en Argentina, la actual derecha gubernamental ya inició acciones en contra de la predecesora Cristina Fernández de Kirchner. Desde que finalizó su mandato ha enfrentado una campaña de desprestigio por parte de los medios de comunicación y grupos adversos al kirchnerismo.
La exmandataria fue citada para declarar en la Fiscalía el pasado 13 de abril en una investigación por presuntas irregularidades en los contratos de dólar a futuro operados por el Banco Central de la República Argentina, casi al final de su período presidencial. Es acusada, junto con otros 11 funcionarios de “defraudación a la administración pública».
El dólar a futuro se define como un procedimiento en el que se realiza un contrato de compra o venta de divisas, materias primas o cualquier producto en una fecha futura pactando en el presente el precio, la cantidad y la fecha de vencimiento.
La entidad bancaria estimaba que el dólar iba a estar 10.21 pesos argentinos y la realidad es que estaba a 15 pesos. Esa diferencia que se cubre en pesos y no en dólares sino al tipo de cambio vigente es de la que tiene que hacerse cargo el Banco Central con los inversores que suponían que el dólar iba a estar a 10 y obviamente no estaba.