El mediático cocinero que narró los infiernos de su gremio y se convirtió en aliado del #MeToo se suicida a los 61 años tras una vida de excesos… y reflexiones sobre la vida.
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«Tu cuerpo no es un templo, es un parque de atracciones. Disfruta el viaje». El carismático cocinero Anthony Bourdain ha sido encontrado muerto a los 61 años y las primeras hipótesis apuntan a un suicidio. Bourdain, sin pelos en la lengua, era uno de los chefs más populares de EEUU. La autobiografía Confesiones de un chef (2000) lo convirtió en uno de los cocineros más mediáticos gracias a las verdades que destiló sobre su oficio. «La gastronomía es la ciencia del sufrimiento. Los cocineros profesionales pertenecen a una sociedad de antiguos rituales cuyos principios derivan del estoicismo frente a la humillación, injurias, fatiga y la amenaza de la enfermedad», escribiría en el New Yorker. Si la cocina fuese un escenario del Rock & Roll, él estaría en el olimpo de los más grandes y carismáticos.
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«La vida sin caldo de ternera, grasa de cerdo, salchichas o un buen queso apestoso es una vida que no vale la pena vivir». La pérdida de Bourdain deja un vacío inigualable en la interconexión del mundo gastronómico, los viajes y la cultura. El bad boy de la cocina que se llevó a Obama a su popular programa Parts Unknown fue capaz de cargar contra cómo se consume la cultura gastro en los grandes canales (y no se cortó nunca en insultar a otros mediáticos chefs populares de Food Network como Guy Fiery o Rachael Ray). En la imagen, junto a su buen amigo Iggy Pop.
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«Bajo la casilla ‘Razones por las dejó su último trabajo’ nunca escribas la auténtica, a no ser que sea dinero o ambición.» En la imagen, con el chef José Andrés, con el que siempre ha mantenido una buena relación, y otros cocineros.
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«Asume lo peor de todo el mundo. Pero no dejes que su mirada envenenada afecte a tu trabajo. Que te resbale. Ignóralo. Sorpréndete con lo que veas, sospecha y disfruta. Solo porque alguien con el que trabajas sea un miserable, imbécil traicionero, egoísta, caprichoso y gilipollas corrupto no debería evitar que disfrutes de su compañía trabajando con él, o lo encuentres entretenido». Una de sus instantáneas de Instagram, junto a Debbie Harry y Chris Stein (Blondie).
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«Si tuviese que defender cualquier cosa, sería el movimiento. Hasta donde puedas, tanto como puedas. Al otro lado del océano, o simplemente al otro lado del río. Ponerte en la piel de otra persona o al menos comer su comida. Es una ventaja para todos». En una imagen de su Instagram, en un viaje por Laos
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«A medida que avanzas en esta vida y en este mundo, cambias ligeramente las cosas, dejas marcas, por pequeñas que sean. Y a cambio, la vida y los viajes te dejan marcas a ti. La mayoría de las veces, esas marcas, en tu cuerpo o en tu corazón, son hermosas. Sin embargo, a menudo, duelen». En la imagen, con Arzak. La subió a su Instagram y escribió: «Mi ‘padre’, mi amigo, mi protector, mi guía en el País Vasco desde los inicios. La leyenda: Arzak».
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«La forma en la que haces una tortilla dice mucho de tu carácter». En 2016 se hizo con el Emmy por su programa.
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«Sin experimentación, la voluntad de hacer preguntas y probar cosas nuevas, seguramente nos volveremos estáticos, repetitivos y moribundos». Bourdain superó una fuerte adicción a la heroína que mantuvo en los años 80 y la narró en sus memorias. Él siempre consideró que había tenido una vida afortunada. «Debería haber muerto a mis 20 años. El éxito me llegó a los 40. Me convertí en padre los 50. Siento que he robado un coche, un coche precioso y sigo mirando por el espejo retrovisor las luces intermitentes».
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«He sido un tío que ha sexuaIizado la comida en televisión. Que ha usado un mal lenguaje (…) Que ha hecho mierda ofensiva. Un tío en un mundo de tíos que ha celebrado el sistema. Estaba muy orgulloso de haber sobrevivido a este sistema anticuado, francamente falocéntrico y muy opresivo”. Desde que conoció a Asia Argento (su actual pareja y una de las mujeres que ha acusado a Weinstein de violación), Bourdain se convirtió en un auténtico azote del machismo y aliado del #MeToo. El cocinero reflexionó sobre su propia conducta en un celebrado artículo en Slate. “Conozco a mujeres con historias como estas desde hace años y nunca me han dicho nada. ¿En qué he fallado? ¿De qué manera me he presentado ante ellas para no haberles dado confianza o por qué no he sido el tipo de persona a la que verías como un aliado en estos casos? He empezado a poner la mirada en eso”.
Fuente: El País