Como se había previsto en el mundo de la ciencia, el descubrimiento de las ondas gravitacionales a partir de la fusión de dos estrellas de neutrones ha sido seleccionado como el más importante logro científico de 2017 por la prestigiosa revista Science.
Un equipo multinacional de más de 3 mil 600 científicos de todo el mundo presenciaron, el pasado 17 de agosto, algo nunca antes visto: a 130 millones de años luz de distancia, dos estrellas de neutrones forman una espiral en una espectacular explosión que fue estudiada por más de 70 observatorios tanto espaciales como en la Tierra, desde detectores de rayos gamma hasta radiotelescopios. A partir de esa gran explosión se confirmaron varios aspectos clave de modelos físicos, revelaron el origen de muchos elementos pesados (como el oro y el uranio), y probaron, como nunca antes, la existencia de las ondas gravitacionales.
La razón de otorgar a esta observación el reconocimiento científico del año no es para menos, ya que se confirmó un postulado teórico de la Teoría General de la Relatividad de Albert Einstein que ni el mismo célebre científico alemán creyó que sería posible lograr. Se demostró que las ondas gravitacionales viajan a la velocidad de la luz y el espacio tiempo pueden ser distorsionados a su paso. A partir de este hallazgo, los astrofísicos consideran que se pueden construir nuevos métodos de observación del Cosmos.
Los investigadores también presenciaron la muerte de dos estrellas de neutrones de tan solo 20 kilómetros de diámetro, pero más densas que nuestro Sol. Una estrella de neutrones es prácticamente una bola de neutrones casi puros, la materia más densa que existe en el Universo. Una cucharadita de neutrones pesa unas mil millones de toneladas. De este fenómeno poco común se produce un cataclismo llamado “kilanova” que, hasta antes de este evento, era sólo un cálculo teórico.
Estos son algunos de los principales logros científicos del año que termina:
Edición precisa de genes
Más de 60 mil aberraciones genéticas se han relacionado con enfermedades humanas y casi 35 mil de ellas son causadas por el más mínimo error: un cambio en una sola base o letra del ADN (A: adenina, T: timina, C: citosina y G: guanina) en un punto específico del genoma.
Esta nueva técnica, que toma prestado las «tijeras moleculares» del CRISPR, permite cortar el ADN en ubicaciones específicas y quitar o introducir otras bases. Investigadores chinos demostraron el poder de la edición de bases este año mediante la fijación de una mutación puntual causante de enfermedad en embriones humanos.
La vida a nivel atómico
La microscopía crioelectrónica (cryo-EM), una técnica que permite a los científicos crear imágenes congeladas de moléculas complejas a medida que interactúan entre sí, recibió este año los máximos honores en la ciencia, ya que los creadores de la cryo-EM recibieron el Premio Nobel de Química 2017.
Cryo-EM usa etano líquido para congelar moléculas en el medio del movimiento del agua. Los investigadores luego los ven bajo un microscopio electrónico y emplean programas de computadora para ordenar las imágenes y armar los datos en una estructura coherente.
Un medicamento contra el cáncer
Ha tardado mucho en llegar, pero este año por fin se obtuvo un medicamento contra el cáncer que mata a la enfermedad sin basarse en el órgano donde se originó, sino en su ADN.
En mayo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) dio luz verde al primer tratamiento de este tipo, llamado pembrolizumab. Fabricado por Merck, el medicamento, que ya había sido aprobado para tratar el melanoma y otros tipos de tumores, ahora se puede prescribir para cualquier tumor sólido avanzado en niños o adultos, con una condición: las células cancerosas deben llevar un defecto que se conoce con el nombre de «deficiencia de reparación de desajuste», es decir, deben estar plagados de mutaciones en los genes que reparan el ADN, de lo contrario su efecto será nulo.
Nuevas y profundas raíces del ‘Homo sapiens’
Una calavera desde hace mucho tiempo ignorada en una cueva de Marruecos restauró el registro fósil de nuestra especie, el Homo sapiens, y alimentó el estudio de los orígenes humanos modernos este año. Los investigadores determinaron que el cráneo tiene una sorprendente edad de 300 mil años, aproximadamente 100 mil años más que los fósiles de Etiopía que habían tenido el récord como los restos más antiguos ampliamente aceptados de H. sapiens arcaicos.
Durante mucho tiempo se pensó que la calavera, descubierta en 1961, pertenecía a un neandertal africano, pero el cráneo también mostró algunas características modernas, como una cara que se metía debajo del cráneo en lugar de proyectarse hacia adelante, lo que intrigó al paleoantropólogo Jean-Jacques Hublin, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania.
El triunfo de la terapia génica
Un éxito dramático en un pequeño ensayo clínico impulsó el campo de la terapia génica este año. Los investigadores informaron que habían salvado las vidas de los bebés que nacen con una enfermedad neuromuscular hereditaria mortal mediante la adición de un gen faltante a sus neuronas espinales. Si no se hubieran tratado, los bebés habrían muerto a los 2 años, aproximadamente. La prueba también marca un hito más amplio, porque los investigadores entregaron el nuevo gen a través de la membrana que protege el cerebro y la médula espinal de patógenos y toxinas transmitidas por la sangre. Esa hazaña podría abrir la puerta al uso de la terapia génica para tratar otras enfermedades neurodegenerativas.
Un nuevo integrante de la familia Hominidae
La familia de los homínidos o grandes simios a la que pertenecen el ser humano junto con los bonobos, los chimpancés, dos especies de gorilas y dos especies de orangutanes, se sumó el descubrimiento de una nueva especie de orangután. Esta tercera especie está compuesta por una pequeña población que sobrevive en un bosque amenazado en Indonesia.
Tuvieron que pasar casi 90 años desde que los científicos descubrieron por última vez una nueva especie viviente de Hominidae los grandes simios, en noviembre pasado. Lamentablemente, todas las especies de simios, excepto el humano, viven en peligro de extinción.
Fuente: MVS