Cuando se trata de la justicia, las paredes tienen mucho que decir. En una era en la que cada vez más actos de violencia ocurren en entornos urbanos, la arquitectura puede ser una herramienta para luchar contra el olvido, para exigir castigo a los responsables, para traducir visualmente lo que ocurrió durante una masacre que ha cimbrado a una nación.
Este es el propósito de una nueva plataforma web y parte de una exhibición que contiene un mural de 16 metros de largo por 5 metros de alto, y que en conjunto relatan los eventos del 26 y el 27 de septiembre de 2014, cuando un grupo de estudiantes fue atacado por grupos criminales y policías en la ciudad de Iguala, en el suroeste mexicano, y 43 jóvenes fueron desaparecidos. También intentan esclarecer los hechos posteriores, cuando las autoridades del país presentaron una versión, que llamaron “la verdad histórica”, que investigaciones independientes han desmentido en distintas ocasiones.
Se trata de una nueva forma de construcción arquitectónica, de carácter forense, que busca contraponerse a “la estrategia del gobierno, que ha sido construir una verdad” que “no es más que una mentira”, dijo Mario Patrón, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh), grupo que representa a los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos. “Los padres y quienes los acompañamos acudimos a estas estrategias alternativas para evidenciar la mentira y la ineficacia”, agregó Patrón, dado que “a tres años no hay avances, no hay nuevas detenciones ni hay información sobre el posible paradero de los estudiantes”.
El Centro Prodh y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) —que ayudó en un inicio a tratar de determinar el paradero de los jóvenes y a corroborar las afirmaciones del gobierno de que estos fueron incinerados en un basurero— se unieron a arquitectos, activistas, periodistas de investigación y programadores web para lograr una reconstrucción abarcadora.
La plataforma web Ayotzinapa: una cartografía de la violencia y la exhibición “Forensic Architecture, hacia una estética investigativa”, que estará en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de Ciudad de México hasta enero del 2018, retoman los datos de la pesquisa del EAAF y de las investigaciones llevadas a cabo por un grupo de expertos designado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Los hallazgos y peritajes de ambos grupos refutan varios de los argumentos del gobierno, como el que los cuerpos hayan sido incinerados o el que la responsabilidad recae principalmente en grupos criminales, e incluso señalan que hubo manipulación de la evidencia, algo que un reporte interno del gobierno mexicano primero reconoció solo para descartarlo en un informe posterior.
“La intención era sintetizar el trabajo de investigación que ya existía y era muy meticuloso, pero que había sido presentado de manera fragmentaria, porque lo que hace a un caso son las intersecciones y las referencias cruzadas”, dijo Eyal Weizman, fundador de la agencia investigativa Forensic Architecture, que desarrolló la plataforma durante un año de trabajo.
El grupo, basado en Goldsmiths, parte de la Universidad de Londres, practica la disciplina de arquitectura forense, bajo la cual ha realizado una veintena de casos. Forensic Architecture complementó denuncias de masacres de mayas ixiles en Guatemala con imágenes satelitales y cartografía, por ejemplo, e hizo un análisis junto con Amnistía Internacional sobre la tortura de prisioneros sirios reconstruyendo el centro de detención clandestino con base en las memorias de los sobrevivientes y software para hacer modelos arquitectónicos en tercera dimensión. Los investigadores del centro incluso han desarrollado nuevas herramientas algorítmicas que incorporan información o videos obtenidos de redes sociales para reconstruir un evento desde varias perspectivas.
Para el caso Ayotzinapa, Weizman explicó que decidieron mostrar por medio de un mural las relaciones y encuentros entre los estudiantes desaparecidos, las fuerzas de seguridad locales, estatales y federales y los grupos delictivos involucrados, inspirados en “la tradición muralista de México, un tipo de acto político estético”: “Excepto que este mural es del siglo XXI, porque está compuesto de datos”, dijo.
El mural, parte de la exhibición en el MUAC, será explicado por guías para mostrar “la multiplicidad de narrativas y las contradicciones” que “dan cuenta de cómo la violencia que vivieron los estudiantes en 2014 continúa hasta ahora al intentar difuminar la coordinación que hubo entre los perpetradores, la escala del ataque y los intentos de destruir la evidencia”, explicó Weizman.
El trabajo pretende que el público general pueda dimensionar lo sucedido en México esa noche de septiembre de 2014, pero sus impulsores afirman que también hay un elemento probatorio con posibles repercusiones legales.
La Procuraduría General de la República presentó el caso con base en “que todos los estudiantes habían desaparecido en un solo evento, un solo lugar y un solo momento”, señaló Patrón, pero “lo que viene a comprobar la plataforma es que fueron hechos alternados en lugares distintos, con rutas distintas de desaparición y varios eventos en los que participaron autoridades de distintos niveles de gobierno y grupos delictivos”.
Eso podría permitir a los padres acudir ante instancias internacionales, pues Patrón indicó que han emplazado a las autoridades de México a que, a más tardar en octubre, demuestren que sus acciones no han sido simplemente “una estrategia para evadir su responsabilidad de investigación”. Patrón añadió: determinar los hechos y dilucidarlos como lo hacen la plataforma web y el mural “debió haber sido el trabajo del gobierno mexicano” desde un inicio.
Fuente: NYTimes