No fue una conspiración, ni un atentado terrorista, ni un asesinato urdido por los lobbies de la industria del armamento. Los autores de Qui a tué Lady Di? (¿Quién mató a Lady Di?), un nuevo libro que llega este miércoles a las librerías francesas, desmienten las teorías del compló que circulan desde la muerte de Diana de Gales, de la que se cumplirán 20 años a finales de agosto. Los autores son tres periodistas de la revista Paris-Match, Pascal Rostain, Bruno Mouron y Jean-Michel Caradec’h, que han tenido acceso a las 8.000 páginas de la investigación judicial y se reafirman en lo que ya se sabía. La causa del siniestro fue la velocidad a la que circulaba el chófer de la princesa, que además había bebido y tomado antidepresivos.
Pero el libro también aporta datos novedosos sobre el coche que transportaba a la princesa, un Mercedes S280 que era propiedad del Ritz parisino donde se alojaban Diana y su compañero, Dodi Al-Fayed. “Ya tuvo un accidente una primera vez, dio varias vueltas de campana, antes de ser destruido. Después se obtuvo la autorización para que fuera reconvertido en vehículo”, explicó el martes Rostain a la radio RTL. “Ese coche del Ritz era chatarra y nunca debería haber vuelto a circular”, añadió el periodista. Uno de los antiguos chóferes del lujoso hotel parisino, Karim Kazi, da una versión parecida en un documental emitido el martes por la noche por el canal francés M6. Ese conductor afirma haber advertido a su jerarquía de que el coche debía ser apartado de circulación. “A partir de 60 kilómetros por hora, es imposible controlarlo”, explica Kazi.
Pese a todo, esta nueva versión no exime al conductor del vehículo, Henri Paul, de su responsabilidad en el siniestro. “Tomaba dos medicamentos por su alcoholismo y tres antidepresivos, y tenía 1,81 gramos de alcohol en la sangre. No tenía permiso para turismos de lujo y no tenía derecho a conducir ese coche”, sostiene Rostain. El periodista afirma haber contrastado las “teorías complotistas” formuladas por Mohamed Al-Fayed, padre del compañero de Lady Di y propietario hasta 2010 de los grandes almacenes Harrods, que aludió a un asesinato urdido por la casa real británica, que no habría aprobado que la princesa fuera a casarse con un hombre de origen egipcio.
Rostain terminó desechando esas tesis. Una investigación judicial británica abierta en 2004 ya descartó toda conspiración, igual que la justicia francesa en los documentos que manejan los autores. “¿Por qué Al-Fayed se gastó tantos millones en investigaciones privadas? ¿Por qué puso en duda los análisis de sangre? Porque se siente responsable”, asegura Rostain, ya que el propietario del Ritz lo era también del coche en el que se estrelló la pareja. Rostain no espera una respuesta de Al-Fayed. “El caso está cerrado. Creo y espero que su luto habrá terminado”, concluye el autor.
Fuente: El País