El decrecimiento de la migración mexicana en los últimos años se traduce en cambios sociodemográficos. En 2016 los inmigrantes no regularizados originarios de México no fueron la mayoría ‘sin papeles’ de Estados Unidos. Según una estimación del Pew Research Center, unos 5,6 millones eran mexicanos y 5,7 de otros países. En 2010, tras la ola migratoria desde el vecino del sur durante los años noventa y dos mil, los irregulares mexicanos eran 6,2 millones y los de otras naciones 5,3.
Desde 2005, los mexicanos fueron año tras año más del 50% de los indocumentados. Hoy siguen siendo con mucha diferencia el grupo más nutrido de ‘sin papeles’, pero su preponderancia ha venido disminuyendo desde el crash financiero de 2007, que enfrío el mercado de trabajo y la demanda de mano de obra no cualificada.
De acuerdo con el estudio del Pew Research Center, en el bloque de los ilegales no mexicanos las zonas de origen que más han aumentado han sido Centroamérica, cuya profunda epidemia de violencia, con niveles de crisis humanitaria, ha desencadenado un éxodo permanente desde Honduras, El Salvador y Guatemala, y Asia, con China e India como principales emisores de migración irregular.
El cambio demográfico más relevante es que México ha perdido terreno como un país expulsor de migrantes. Son más los estadounidenses que cada año se quedan a vivir en México que los mexicanos que deciden emigrar irregularmente a Estados Unidos. México es ahora un lugar de paso y acogida para miles de centroamericanos cada año, según las últimas cifras publicadas por COMAR, la agencia para la atención al refugiado.
Cada año transitan por México unas 400.000 personas, principalmente centroamericanas. Sin embargo, en el último año las solicitudes de asilo se han disparado en México. Se calcula que 5.241 migrantes han iniciado este trámite entre noviembre de 2016 y marzo de este año, más del doble que en el mismo periodo de 2015 y 2016.
Las peticiones de asilo en México han crecido más de un 1000% en los últimos seis años. La curva ha pasado, de unos pocos cientos de casos en 2011, a casi 9.000, cinco años después, según ACNUR. Y prevén el doble el año que viene.
Más del 90% de esas solicitudes provinieron de personas del triángulo norte de Centroamérica —Honduras, El Salvador y Guatemala—, que huyen de ciudades como San Salvador (El Salvador) o San Pedro Sula (Honduras), consideradas entre las más violentas del mundo. La Agencia de Naciones Unidas ya compara el éxodo actual con el de miles de centroamericanos durante las guerras de los años ochenta.
Fuente: El País