Buena noticia de que Agustín Carstens haya aceptado postergar seis meses su partida a Suiza es que tendremos al experimentado gobernador del Banco de México (Banxico) en los momentos de más incertidumbre de nuestra relación con Estados Unidos.
La mala noticia es que haber convencido a Carstens de que se quedara en estos momentos le resta bonos a los aspirantes a sucederlo y, de paso, a la propia institución que aparece hoy como incapaz de sobrevivir sin este personaje.
Agustín Carstens se debe ir como gerente general del Banco de Pagos Internacionales porque eso es lo que él quiere en su vida profesional, porque esa es la decisión que tomaron dentro de su familia y porque en México la esclavitud está prohibida y él no es de nuestra propiedad.
Dotar a Carstens de ese halo de absoluta confiabilidad le hace justicia en reconocimiento a su trayectoria, pero es un autogolpe a la confianza en las instituciones que parecen ser confiables sólo en función de quien las encabeza.
El banco central mexicano puede hacer un buen trabajo con o sin Agustín porque incluso él mismo se ha encargado de preparar a quien le puede suceder. El hecho de que un público general y poco experto no conozca la trayectoria de los mencionados para quedarse al frente del Banxico, no implica que sean malos candidatos.
Por lo pronto, el banco debe seguir trabajando con Carstens, todo el resto del año, y mañana conoceremos las minutas de la más reciente reunión de política monetaria de la Junta de Gobierno del Banxico. Va a ser muy interesante leer qué fue lo que llevó a los que toman decisiones de política monetaria en nuestro país a decidir elevar la tasa de interés en otros 50 puntos base.
Ya sabemos que el banco central mexicano tiene que ser reactivo a las decisiones de la política monetaria en Estados Unidos.
Si la Reserva Federal decide elevar el costo del dinero en marzo, todo apunta a que así será, entonces en México, Banxico tendrá que hacer lo mismo y en una proporción similar que alcance a compensar el premio más alto por ahorrar en dólares.
En la minuta que conoceremos este jueves sabremos cuántos votaron a favor y cuántos en contra de elevar la tasa y también tendremos claro cuántos tienen tendencias más de halcón y cuantos son un poco más moderados con el costo del dinero.
No podremos conocer sus nombres porque la transparencia de las minutas mexicanas no alcanza para tanto.
El punto es que hoy al menos dos de los que tienen voz y voto y, quizá uno más que tiene solamente voz, son hoy candidatos a relevar a Agustín Carstens dentro de ese cuerpo colegiado de toma de decisiones.
En estos momentos en que el Banxico tendrá por delante decisiones difíciles siempre es bueno saber si a la cabeza llegará un halcón o más bien un banquero central con características de paloma.
Así sea que este relevo se tenga que aguantar hasta el 1 de diciembre, una vez que dejen a Agustín ir a cumplir con sus muy respetables proyectos personales.
Fuente: El Economista