Es difícil revertir la mala imagen del gobierno de Peña Nieto: Ayotzinapa, Tlatlaya-Nochixtlán; la corrupción y su nivel de inteligencia, algunas causas.
La continua caída de la aceptación pública del presidente Enrique Peña Nieto y la contumaz crítica en las redes sociales a raíz de su encuentro con el primer ministro de Canadá y el presidente de Estados Unidos vienen a confirmar que a este gobierno se le acabó el tiempo, que difícilmente se revertirá la mala imagen presidencial en por lo menos tres temas: el bloque Ayotzinapa, Tlatlaya-Nochixtlán; su talón de Aquiles, la corrupción y su nivel de inteligencia.
Del primero falta más lo que se va a decir que lo que se ha dicho, se lo puede explicar el expresidente Ernesto Zedillo con el caso Acteal…
El tema-bandera de Peña Nieto, las reformas estructurales, se convirtió en un búmeran, sobre todo con los aumentos a las gasolinas y a la electricidad, porque el propio gobierno quiso reducirlas a la baja en las tarifas.
Con el Sistema Nacional Anticorrupción o la 3de3 o sin ellos la imagen de este gobierno no cambiará mientras existan dudas sobre la Casa Blanca de Angélica Rivera, la de Malinalco de Luis Videgaray, el departamento de interés social de Osorio Chong o la casa del club de Golf en Ixtapan de la Sal del propio presidente. Las explicaciones, además de insuficientes, han sido descalificadas; para Peña Nieto la Casa Blanca será lo que a López Portillo la Colina del Perro.
Cuando empezó este gobierno recuerdo haberle dicho a varios priistas que era muy temprano para que abundaran los chistes y bromas sobre la inteligencia del presidente, que con Echeverría empezaron como a los cuatro o cinco años; no lo creyeron, será otra marca que acompañará a Peña Nieto por mucho tiempo.
El presidente está más solo que nunca, sus asesores son una verdadera calamidad. Por ejemplo, a casi nadie va a convencer de que ahora sí lee; el episodio de los tres libros lo seguirá por mucho tiempo. ¿Qué necesidad de hacer referencias bibliográficas a estas alturas? Son mayoría los críticos que dicen que no entendió la novela El Africano de Santiago Posteguillo.
Para los últimos cinco presidentes las encuestas han sido muy importantes; en público dicen que no pueden ser sus esclavos, pero en privado se agobian y algunos montaron en cólera, no entienden ¡tal incomprensión!
Pero la soledad en este momento sería un buen aliado de Peña Nieto si se tomara el tiempo para analizar con frialdad lo que ha pasado, dónde está parado y lo que quiere que sea su legado. A dos años de entregar el poder solo él lo puede determinar, los asesores ya andan más preocupados por su futuro. Por cierto, Fox y Calderón pueden salir a las calles sin problema, pero no es sólo por su legado económico como cree o le han hecho creer al presidente.
El turno de Meade
La caída en desgracia de Aurelio Nuño y el relanzamiento de José Antonio Meade ha estado acompañada de una intensa campaña de publicidad pagada con actrices y actores profesionales que se asumen beneficiarios de los programas sociales. En los medios todos entrevistan a Meade y hasta hay críticos que lo ponen en Hacienda, otros en Gobernación y sus más fans ya lo promueven como el político más completo de su generación (sic). Habrá que ver lo que dice Osorio. A quienes ya dan por muerto a Videgaray, referirles que Peña cree que en una contienda nacional alguien desconocido se pude posicionar.