Colaboración de Ana Paula Ordorica
Mucho se ha escrito, dicho, cubierto, sobre la candidatura y el fenómeno de Donald Trump. Del otro lado del espectro ideológico está un fenómeno igual de interesante: la candidatura de Bernie Sanders.
Este Senador por Vermont que fue independiente hasta el año 2015, año en que se afilió al partido demócrata, tiene 74 años y es la estrella de rock and roll de los más jóvenes electores de Estados Unidos. Es la posibilidad del cambio, de una revolución, para los millenials.
Ha resultado impresionante su campaña. La capacidad de enfrentar a la maquinaria Clinton cuando parecía que del lado demócrata no habría prácticamente una contienda interna ya que la coronada sería la ex Secretaria de Estado; la habilidad para recaudar fondos de pequeños donantes vis a vis los grandes donativos de su rival; su arrastre con los jóvenes…en fin que realmente ha sido una revelación lo logrado hasta ahora por Bernie Sanders.
El problema con su campaña es que matemáticamente es prácticamente imposible que Sanders le gane a Clinton y por ello cada día se suman más voces demócratas al pedido de Sanders para que abandone la contienda y deje que Hillary Clinton pueda enfocarse ya en la elección de noviembre en contra de Donald Trump.
Pedido que se hará mucho más fuerte a partir de las más recientes encuestas en las que en un hipotético cara a cara, Trump ha cerrado la ventaja que le llevaba Hillary Clinton. A principios de marzo en promedio la ex Primera Dama le llevaba 13 puntos; ahora están en un virtual empate con algunas encuestas dándole una ventaja de hasta dos puntos porcentuales a Trump.
Esto está poniendo nerviosos a muchos demócratas que le reclaman a Sanders su falta de sensatez al seguir animando a sus simpatizantes con la idea de que puede aun ganar la nominación. Le piden que deje de mentirles.
Matemáticamente decimos que es casi imposible que Sanders gane la nominación. Actualmente tiene mil 536 delegados, le faltan 847 delegados para llegar al número mágico de dos mil 383. Y solamente quedan 933 delegados en disputa. Esto significa que de aquí al 7 de junio Sanders tendría que ganar todos los delegados que quedan salvo 86…y esto sin contemplar que en varios estados que todavía no llevan a cabo su elección primaria hay súperdelegados que ya se comprometieron a votar por Hillary.
Entonces, si matemáticamente es casi imposible que gane, muchos demócratas le dicen a Sanders que ya deje a Hillary concentrarse en la elección general de noviembre en contra de Trump para que el partido pueda permanecer en La Casa Blanca.
Sanders no quiere. Argumenta que ha ganado muchos estados y en varios de ellos con porcentajes tan elevados que siente los súperdelegados que han dicho que van a apoyar a Clinton deben de sentar conciencia y cambiar su voto hacia él. Un cambio en las reglas del juego, a semanas de que concluya la contienda, que simplemente no aplica.
Lo interesante ahora es ver como tanto Sanders como Trump, que son los candidatos anti institucionales, suman ya la mayoría de las preferencias electorales.
La crisis anti sistema que vive el mundo, sin importar si hablamos de democracias representativas, sistemas parlamentarios, teocracias o casi cualquier sistema, está presente también en la gran potencia del mundo, en Estados Unidos.
Que en México, en la elección del 2018, no sintamos que podemos ser la excepción.
@AnaPOrdorica