Justo es reconocer que el Presidente de la República hizo bien en rectificar lo que hubiera sido un grave error: no asistir a la Sesión Especial de la Asamblea General de la ONU sobre las drogas, tragedia que ha mantenido a México atrapado y sin salida.
Muchos aplauden el discurso progresista, apartado de fobias personales, preciso, conciso y macizo, que moverá el eje de la política mexicana sobre el combate al consumo y adicción a las drogas.
México logró en Nueva York un firme llamado a la comunidad internacional para combatir con responsabilidad común a los traficantes en lugar de privilegiar los atropellos de la autoridad y la criminalización, estigmatización y marginación de los consumidores; transitar de la prohibición de las drogas a una efectiva prevención y regulación desde la perspectiva de la salud, en apego estricto al respeto de los derechos humanos.
Al reconocer el fracaso de la guerra contra las drogas que privilegia el prohibicionismo y no ha inhibido la producción, el tráfico y el consumo de estupefacientes, Peña Nieto demandó enfrentar el problema de manera integral, incluido el ángulo financiero, mediante cooperación y coordinación intensas para crear instancias articuladas por la Organización de las Naciones Unidas.
El Presidente recordó a la comunidad internacional que México ha sido una de las naciones más comprometidas en el combate al problema de las drogas por lo cual ha pagado un precio excesivo en términos de tranquilidad, sufrimiento y decenas de miles de vidas.
Entiende que el combate a la adicción consiste en prevenir, informar y atender a quienes desarrollen adicciones, no en satanizar.
Este jueves será crucial el anuncio de nuevas acciones frente al problema de las drogas. Además de anunciarse el aumento del gramaje legalmente portable para cada consumidor –de cinco a 15 gramos, como lo adelantó el doctor Manuel Mondragón, titular de la Comisión Nacional contra las Adicciones– no es descabellado esperar la excarcelación de algunos “mariguanos” de baja peligrosidad.
EL MONJE PENDIENTE: Senadores y diputados temen entrarle de lleno al tema de las drogas. Los panistas han dejado solo a Roberto Gil Zuarth; la izquierda mezquina ha decidido no sumarse al líder del Senado para no otorgarle un crédito indigno de la derecha. Además, el Poder Legislativo mantiene en el olvido la Ley General de Salud, declarada inconstitucional por la Suprema Corte. Si a los legisladores esto les importa un “churro”, ¿qué más podemos esperar?