Las acciones chinas colapsaron y el Dow Jones perdió otros 300 puntos el viernes pasado. La idea generalizada es que el mercado pasa por una corrección y Asia va a derribar a la economía global. ¡Oh sí!, leones, tigres y osos caerán por igual.
Hace un par de días recibí una llamada tranquilizadora del economista en jefe de IHS, Nariman Behravesh, un observador de mercado veterano y doctor por Wharton. Su opinión: China es un problema más para China que para nadie más.
Su argumento se basa en el hecho de que los vínculos financieros con China son débiles, incluso si los vínculos no financieros y, ciertamente, los industriales no lo son. Los bancos estadounidenses tienen poca o ninguna exposición a la renta variable en China, y el gigante asiático no ha colocado demasiada deuda fuera del país. (Es decir, en términos absolutos es mucho, pero en términos porcentuales es todavía poco.) China representa sólo 7% de las exportaciones de Estados Unidos y, desde hace sólo tres años, sólo 2% de las ganancias de nuestras multinacionales.
Lo que el Dr. Behravesh dice que estamos viendo es un mercado sacudido por la incertidumbre en el liderazgo de China para comandar eficazmente las respuestas políticas a una economía en problemas. Eso ha provocado reacciones contradictorias en los mercados y una reacción errática al defender el yuan. “Si algo odian los mercados es la incertidumbre”, explica Behravesh.
China ha lastimado al mundo, dice el doctor, irrumpiendo en demasiados mercados y al motivar a empresas que pierden dinero a ampliar en exceso su capacidad industrial a través del endeudamiento. “En algún momento la música tiene que parar. No puede seguir así”, dice Behravesh. El final no será agradable: pérdida de empleos, pérdida de producción, torres de condominios abandonadas. El colapso chino afectará sobre todo a China. ¿Estados Unidos y occidente? Ya nos hemos hecho eso a nosotros mismos. La gran preocupación es si el yuan se derrumbará. El gobierno chino, dando tumbos como lo ha hecho en los últimos tiempos, nunca dejará que eso suceda.
Fuente: Forbes