Colaboración de Juan Marìa Naveja
Pese a que Enrique Peña Nieto haya dado un paso al impulsar las reformas estructurales, no le alcanza para enmendar la inestabilidad política, social y económica.
Si hoy terminara el sexenio, ¿cuál sería la herencia del gobierno del presidente Peña Nieto?¿Cuáles son los temas que de golpe vendrían a la mente? Al vuelo y de manera arbitraria, van 10: los 43 de Ayotzinapa, la casa blanca, los 22 de Tlatlaya, la fuga del Chapo, la corrupción, la devaluación del peso, la caída del precio del petróleo, el crecimiento de la deuda pública, los desaires de la pareja presidencial y de manera muy destacada, los gazapos del presidente.
Sí, Enrique Peña Nieto también será recordado por impulsar las reformas estructurales que sus antecesores no supieron construir, pero no parece suficiente para cambiar lo que, inexorablemente, parece quedará inscrito en la historia.
Hace unas semanas, el diario The New York Times publicó un artículo destacando la decepción que está dejando el gobierno de Peña: “Parece bastante probable que será recordado más como un jefe de gobierno que evitó rendir cuentas que como el líder transformador que muchos mexicanos creyeron haber elegido”.
Para el Times, Ayotzinapa, la casa blanca y la fuga del Chapo Guzmán son prueba de: “Un gobierno que ha fracasado en dar seguridad, respetar el Estado de Derecho, lograr que los criminales respondan por sus actos y garantizar que haya justicia para las víctimas y sus familias”.
Muchos dirán que apenas es la mitad del sexenio, que aún hay tiempo; se equivocan, cualquier experto en comunicación y mercadotecnia les diría que el top of mind (aquello que primero viene a la mente) de este gobierno difícilmente se va a revertir, veamos un ejemplo: el caso de los tres libros que Peña Nieto no pudo mencionar ya se convirtió en un clásico y ya pasaron cuatro años; a Fox le siguen recordando a Borgues, 15 años después. Construir una marca toma mucho tiempo, más todavía si se deben superar tantos obstáculos como los que ya hay en la percepción y en los sentimientos de la gente.
Menos se logrará si las acciones son erróneas: el tuit de misión cumplida fue desastroso; la insistencia de inculpar a Kate del Castillo a la larga resultará adversa; la indefinición tras la detención de Moreira, además de que fuera producto de una investigación entre España y Estados Unidos…
Para nada ayudan errores como la condecoración con la Orden Águila Azteca al rey de Arabia Saudita, dos semanas después de que el monarca mandara ejecutar a cuatro presos políticos, quienes fueron decapitados y sus cuerpos crucificados públicamente. Se trata del reconocimiento más importante que México otorga a un extranjero. Aparte de ser jefe de Estado ¿cómo por qué al rey saudí?
Ahora viene la visita del papa, cuidado, Francisco I no se caracteriza por ser comparsa, entre muchos ministros de la Iglesia hay hondo malestar con el estado de las cosas y el estado de ánimo lejos está de parecerse al que reinaba cuando vinieron Juan Pablo II y Benedicto XIV.
No se necesita una gran investigación, pregunte a una, 10 o 20 personas qué les viene a la mente cuando le mencionan a Peña Nieto y verá que el tiempo ya se les fue.