Nos vendiste la idea de que venías de otro planeta, cuando en 1972 con tu álbum “The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars” (1972), te autonombraste Ziggy Stardust: un alienígena que aterrizó con sus músicos, las “Arañas de Marte”, para cantar esperanza a un mundo triste, diciéndonos que no estábamos solos. La cúspide del “Glam Rock”, el maquillaje y la ropa de otro mundo, dejaron una cicatriz en la música como nunca.
Pero nunca te conformaste con un solo estilo. Ziggy era sólo una de las “caras” que tendrías y que te darían el tan sobado –y muy exacto- apodo del “Camaleón”. Después vendría ese astronauta que canta en “Space Oddity” o tus otras pieles, como la del Duque Blanco o el icónico Aladdin Sane con el rayo en el rostro. Y ahora, tú, el hombre que cayó al planeta Tierra (nacido en 1947 como David Robert Jones en Londres) se ha “ido”, después de 18 meses de luchar contra un cáncer que desconocíamos.
Una noticia sorpresiva, pues a tus 69 años –cumplidos apenas el 8 de enero-, publicaste tu último álbum, donde tu postrero “personaje”, Lazarus, nos deja claro que, como el Lázaro bíblico, morir es sólo un paso para ir más allá. Y nos dejas atónitos con tu carta de despedida, pues en tu último video “Lazarus” cantas: “mira aquí arriba, estoy en el cielo; tengo cicatrices que no se pueden ver”. Ahora lo entendemos, Bowie. Nos querías decir adiós.
Al morir un artista al que admiramos, es como perder a un amigo. Y eso pasó. Como dicen por ahí, David Bowie no sólo cambió el mundo de la música, cambió la vida de muchos. Fuiste inspiración para miles, y por eso tus coterráneos Pet Shop Boys decía justo ayer: “Todos somos hijos de David Bowie”. La música te tiene una gran deuda. Devo, Madonna, Brian Eno, decenas de artistas se unieron al sentimiento de tristeza de perder a un maestro y un amigo.
Pero para los comunes terrenales como nosotros, también. Sentimos lo que dijo el cómico inglés Ricky Gervais: “Acabo de perder un héroe”, en referencia a tu gran himno “Heroes”. Bowie, fuiste un héroe personal para muchos. Nos hiciste creer que venías de Marte, que tu sangre no era de aquí, pero al final, nos demostraste que esa sangre “alienígena” la tenemos todos. A salir de nuestra zona de confort, explorar, curiosear, reinventarnos, amar el arte, usarlo como un arma para hacer más llevadero el mundo o sumirnos en esta inevitable melancolía, como lo haces en tu álbum “Low” (1977).
Recordemos la película “Velvet Goldmine” (1988) con Jonathan Rhys-Meyers, aquella que nunca quisiste aceptar como tu biografía, y que es una réplica ficcional de tu vida artística en tu etapa dorada de “Glam Rock”. Si alguna tesis defiende esa película es que Bowie con su androginia, osadía y ambigüedad sexual cambió la vida de muchos: el despertar sexual de los 70s no sería lo mismo sin Bowie y su “glam”. Las generaciones conservadoras veían un cambio, como lo auguraba tu canción “Changes” desde tiempo atrás.
Bowie empujó, con su imagen desenfrenada y su música alternativa y poética, un espíritu. Y en eso Bowie, eres el mejor. Como propone la película: eres una especie de Oscar Wilde en la música. Transgresor, cínico, valiente y un genio.
Pero además de llamarte “Camaleón”, podría llamársete “el joven más longevo”. La edad nunca te hizo mella. Y ahora, a sólo tres días de tu último cumpleaños, nos dejas con un nuevo álbum “Black Star”, sin casarte con un estilo, sin ser complaciente con quienes quieren verte como Ziggy, como Duque o como ese galán ochentero de “Modern Love” (que tú decías era para sacar algo de dinero, ni modo).
¿La fórmula? Ser tú y sacar tus otros “túes”. Colaborar con grandes artistas como Freddie Mercury o John Lennon, pero también con artistas nuevos, como Placebo, Nine Inch Nails o Kashmir. Y también dejaste tu huella en el cine, porque si algo también definió tu vida fue la actuación. Eso sería la semilla para tu habilidad para cambiar y ser siempre otro y otro y otro. Además de ser un voraz lector, amante del arte y la moda.
Todo lo que nutrió una carrera que no ha terminado. Así que, como un amigo más, gracias. Las estrellas se ven distintas hoy y en Marte hay fiesta con las arañas (por cierto, ¡una araña tiene el nombre de Bowie!). Buen viaje, David. Ahora sabemos que sí hay vida en Marte. Ahora hay un Starman, esperando en el cielo.
Los estilos del camaleón
1990-2000 Icono de la moda Surge el Bowie más fashionista. Se acerca y colabora con diseñadores de prestigio internacional, como el inglés Alexander McQueen o Louis Vuitton.
A lo largo de cuatro décadas, David Bowie sentó tendencias que marcaron la estética del rock y luego se expandieron hacia el resto de la cultura.
1960 Estilo Mod Influencias “mod”, un estilo muy inglés cuyos elementos destacados son las camisas con corbatas finas, suéteres escote en “v” y pantalones tipo “chupines”.
1970 Look andrógino Interpretando a su álter ego, Ziggy Stardust, un estilo futurista y andrógino. Toma prendas del guardarropa femenino para dar forma a un look bien glam-rock.> 1980 Minimalismo En la otra vereda de la estética extravagante que asumió en los 80, un look minimalista en una paleta neutra (beiges, blancos y grises) que delinean este estilo bien lavado y formal.
Último disco
De acuerdo con Tony Visconti, productor de Bowie, aseguró que el cantante sabía desde hace un año que su cáncer era incurable y su último disco, “Blackstar”, era un “regalo de despedida” para el mundo.
Según el “Daily Mail”, desde hace un año el cantante sabía que su cáncer era incurable.
Una mujer que escribió su biografía asegura que sufrió en años recientes seis ataques al corazón.
Fuente: Vanguardia