Año con año, el Comando Norteamericano de Defensa Aérea Estratégica de Estados Unidos (NORAD, por sus siglas en inglés) dedica horas de trabajo y cientos de elementos a una tarea excepcional: seguir el periplo de Santa Claus alrededor del mundo.
La formidable tarea, que ya hace 60 años pone en contacto al NORAD con millares de niños y sus familias, es lo que bien podría considerarse como una de las operaciones de relaciones públicas más exitosas del último siglo.
Cada año hace al menos una década, el NORAD abre una página web a través de la cual se puede seguir el “vuelo” del trineo del personaje navideño según anochece alrededor del mundo.
El trabajo es tan elaborado que el NORAD ha otorgado paso libre y una “escolta” de aviones caza al “pesadamente cargado” trineo del personaje.
Según la revista The Atlantic, ya en 1960 el NORAD reportaba el vuelo “sin duda amistoso” de un Santa Claus y su descenso de emergencia en la Bahía de Hudson.
“Aviones caza canadienses acudieron y descubrieron que Santa atendía una lesión del reno Dancer en una pata delantera. Con el reno vendado, Santa se reunió con su escolta de aviones de caza para complementar su vuelo”, según el comunicado de entonces.
El comando asegura a los niños que usa todos los recursos a su disposición, de radares a satélites y aviones, para seguir al trineo y asegurar el ansiado paso de Santa.
Y toda esa operación se inició, según la versión oficial, de manera accidental. Según The Atlantic, fue eso, pero también una muestra de cómo aprovechar la oportunidad.
De acuerdo con la versión oficial, o lo que algunos llaman “la leyenda de Harry Shoup”, este coronel de la Fuerza Aérea estaba de guardia en diciembre de 1955, en plena Guerra Fría, en un búnker del Comando de Defensa Aérea Continental contra un posible ataque nuclear cuando sonó el teléfono rojo, el de emergencias.
Pero cuando Shoup levantó el auricular no escuchó la voz de un oficial superior o del Presidente ni una advertencia sino la pregunta de un niño: “¿es Santa Claus?”
Y según la leyenda, en vez de rechazarlo, Shoup jugó con el niño. Una tienda departamental había publicado un anuncio en el que Santa Claus pedía a los niños que llamaran a su línea y el número era parecido al del “teléfono rojo”… las llamadas se sucedieron y el equipo de Shoup pronto se encontró jugado a ser los ayudantes de Santa… y a proveer información sobre la ubicación del trineo del afable personaje.
Sin embargo, la realidad es menos romántica.
Ya en la Segunda Guerra Mundial, el cuartel del general Dwight Eisenhower anunciaba la creación de un “Comando del Polo Norte” a cargo de Santa Claus y “un pequeño ejército de gnomos”.
En 1948, el Departamento de Estado envió un cable a Kris Kringle –otro nombre de Santa Claus– para expresarle “el común deseo por paz en la tierra” y en 1948 la Fuerza Aérea, ya una rama militar independiente, reportaba que sus radares habían detectado “un trineo no identificado” que se movilizaba gracias a 8 renos.
El 30 de noviembre de 1955 el coronel Shoup respondió al teléfono –que no era rojo, o sea de emergencia- y escuchó la voz del niño. De acuerdo con un recuento de The Atlantic, el coronel Shoup fue “más rudo” que lo que dice la leyenda y respondió con “puede haber alguien llamado Santa Claus en el Polo Norte, pero no es quien me preocupa que venga de esa dirección”.
Al año siguiente, Shoup pidió a su encargado de relaciones públicas, Coronel Barney Oldfield, que informara a los servicios de noticias que el Comando Norte, el ejército, la Marina y la Fuerza Aérea, “seguirán rastreando y cuidando a Santa y su trineo en su viaje hacia y desde EU contra aquellos que no creen en la Navidad”.
Al año siguiente, la Associated Press y la United Press International no esperaron al comunicado. Lo pidieron… Una tradición había nacido.
Fuente: Excélsior