Este pozo ardiente queda localizado cerca del pueblo de Darvaza, en Turkmenistán, Asia Central, también es conocido como Puerta del Infierno. Lleva ardiendo sin interrupción desde hace 44 años, y aunque parece un volcán, este enorme cráter de 69 metros de diámetro y 30 metros de profundidad que se abre en mitad del gran desierto de Karakum, es en realidad obra humana: se formó en 1971, cuando un equipo de ingenieros y geólogos rusos que realizaba prospecciones en la antigua república soviética perforó por accidente una caverna llena de gas, provocando su derrumbe y creando un agujero que se tragó el campamento y la maquinaria.
Para recuperar el equipo, a los técnicos no se les ocurrió otra cosa que prenderle fuego y esperar a que el gas se consumiese, pero fallaron en sus cálculos: Turkmenistán alberga una de las mayores reservas de gas natural del mundo, y nadie sabe cuándo se apagará. De momento, se ha convertido en uno de los reclamos turísticos del país y de la Ruta de la Seda.
Es una pena que se queme y se desperdicie tanta energía. Y de nuevo el hombre como responsable.
Fuente: National Geographic