RAMÓN OJEDA MESTRE
La política no es una cuestión de simpatías o de filias y fobias. Es un asunto de fuerzas, de números y de peso, es materia de cuentas, no de cuentos. Así que si a usted, dulce lectora provinciana o a usted tozudo leyente urbano, no le simpatizan Vladimir Vladimirovich Putin, Ji Xinping o Barack Obama eso no les quita lo poderosos y determinantes en vastas esferas de la vida de este planeta. Sí, ya sé que no le gusta que se la recuerde, pero tome en cuenta por favor que no es lo mismo política que Gobierno. No todo lo que hace el Gobierno es política ni todo lo que hace la política encarna en el Gobierno.
Igual en Birmania, hoy Myanmar que aquí en México y no solo ahora, sino desde Hamurabi hasta lo que hoy asqueados vemos, sabemos y olemos.
Pecunia non Olet amigos míos. Pecunia non olet. Nuestro querido emperador Vespasiano fijó un impuesto a la orina (vectigalurinae) para quienes utilizaran ese amoniacal producto proveniente de los baños públicos y de la llamada Cloaca Máxima. Las clases bajas orinaban en sus bacinicas las cuales vaciaban en dicho drenaje primitivo, pero como el amoniaco o ammonia era muy utilizado en la curtiduría, en el lavado de túnicas y en otros menesteres químicos, Vespasianito aplicó el impuesto a la orina.
La orina de Hispania era muy cotizada en Roma. Guácala dijo su filio Titus, sí, su hijo Tito, a quien también le gritaba en español ¡hijo Tito, hijo Tito! El historiador Suetonio (Los Doce Césares) describe que Tito dijo a su padre que ese impuesto era asqueroso y entonces Vespasiano extrajo una moneda de oro, del año 70 de nuestra era, y se la puso junto a la nariz inquiriendo: sciscitansnumodoreoffenderetur? ¿Te molesta el olor de este metal? Su hijo Tito dijo en latín ¡NÓ! Entonces su padre y tocayo Titus Flavius Vespasianus pronunció esta otra frase inmortal que recoge Honorato de Balzac en La Comedia Humana: Atqui ex lotioesty sin embargo viene de la orina. Lección de política para su hijo Tito y para usted arquitecto. La frase imperecedera está en miles de mingitorios públicos en el mundo llamados Vespasiennes, Pecunia non Olet dijo y por eso Scott Fitzgerald, en El Gran Gatsby, recoge la expresión.
En fin, no nos desviemos más. Cuatro milpas tan solo han quedado, no, no, no, no, en México cuatro fuerzas definirán las elecciones del 2016 y del 2018, es decir, definirán la política, que no el Gobierno. Y esas son las del SNTE, las de la CROC, las de Antorcha Campesina y las de Regeneración Nacional. Las de Antorcha son las más numerosas y organizadas: cuatro millones de votos en todo el país, mínimo, las del SNTE son las más influyentes porque son los más preparados intelectualmente, de manera individual y con mayor liderazgo en sus comunidades que, también mínimo aportan otros tres millones de votos, los de la CROC tienen las tres cosas, número, numerario y numerito, es decir organización, pecunia (que por cierto viene de ganado) y estructura en absolutamente todo el país, aunque su nivel educativo promedio sea de seis años de escolaridad y sin despeinarse le juntarán un poco más de dos millones las huestes de Isaías, aunque no lleguen al volumen de las muchedumbres del gran líder Aquiles Córdova Morán, sin duda el más culto de los políticos del siglo XXI.
Estas tres fuerzas alinearán para tratar de compensar y superar a las de Regeneración Nacional que la vez pasada, aliadas con sus otrora contlapaches, se levantaron casi 17 millones de votos. Lo que un día fue no será, dice la canción, aunque Neruda lo dijo con más poesía: Nosotros los de entonces, ya no somos los mismos.