Colaboración de Juan María Naveja
Mientras los partidos sigan legislando a capricho, las reformas quedarán truncas; así se tardó la energética, la laboral está inconclusa, la educativa, interminable…
Ya se polarizaron las posiciones con miras al 2018; resultará muy difícil que concreten los cambios indispensables para que la contienda por la Presidencia resulte lo más equitativa posible. El PRI va por cambios en los tiempos gratuitos para el Estado; el PAN quiere la segunda vuelta; el PRD habla de girar hacia un régimen parlamentario y Morena, lo que diga López Obrador. Como en la ocasión anterior, se discute una reforma con dedicatoria cuando se necesitan cambios de fondo que fortalezcan el proceso democrático del país.
Desde hace mucho tiempo, en este espacio se advirtió que López Obrador usaba los tiempos oficiales, lo viene haciendo desde que estaba en el PRD. El PRI llegó tarde, reacciona cuando ven al líder de Morena encabezando las encuestas. Manlio Fabio y Ricardo Anaya tuvieron todo para emprender otra reforma electoral o por lo menos los ajustes que ahora quieren: estuvieron tres años en la Cámara.
Por lo pronto, el PAN buscará desde el Senado la segunda vuelta, que el PRI ya demostró que no apoya.
Si los tiempos gratuitos para el Estado se discuten sólo desde el ángulo electoral y para frenar a López Obrador, se perderá nuevamente la oportunidad para revisar a fondo un tema con muchas implicaciones, porque la reforma a las telecomunicaciones se quedó muy corta, pues ignoró las nuevas tecnologías y las redes sociales, entre otros puntos.
Por ejemplo, aunque la ley establece que los tiempos en medios sólo los puede comprar el INE, candidatos, partidos y medios han sabido darle la vuelta a la ley muchas veces con dinero de dudosa procedencia.
Los industriales de los medios están en silencio, no han fijado una postura, seguramente porque los medios que controlan las cúpulas no quieren hacer olas para que no les extiendan los tiempos oficiales a otros negocios.
En lo personal, no estoy de acuerdo con los tiempos gratuitos para el Estado, porque sin dejar de reconocer que se trata de concesiones de la nación, también es verdad que a diferencia de otras industrias, a la radiodifusión se le exige parte del producto y cumplir con el marco regulatorio. Los medios deben contribuir en campañas de interés social, pero muy puntuales y no por decreto, menos por ocurrencias. Se gasta muchísimo en publicidad chafa de los gobiernos.
En materia de contenidos hay serias omisiones, todavía no entiendo qué le importan a los del Distrito Federal las obras de Chiapas y viceversa.
Mientras los partidos sigan legislando a capricho y por consigna, las reformas quedarán truncas; así se tardó la energética, la laboral está inconclusa, la educativa, interminable, la de las telecomunicaciones discapacitada y como vemos la electoral enfrentada.
Al margen
Punto para Peña Nieto. Hay que elogiar la determinación para no modificar el apagón tecnológico. En Televisa lo entendieron, mandaron toda la caballería con cantantes, actrices y comentaristas deportivos para difundir el apagón.
Andrés Manuel trata de salir al paso de los señalamientos de que un sabotaje contra la Comisión Federal de Electricidad vinieron a la mente las tomas de los pozos petroleros.
Que alguien le diga a Rosario Robles que subirse al Metro no se boletina, es mejor el boca a boca.