En la vida delincuencial existen dos palabras de uso muy peligroso. Ellas son lo recreativo y lo lucrativo.
Casi todos los delitos se cometen por recreación o por lucro.
El violador actúa por recreación, no por lucro.
El secuestrador actúa por lucro, no por recreación. En algunos delitos ambivalentes los criminales gozan y ganan.
Para Sergio Alcocer, con esperanza
Por eso debe verse con mucho cuidado la sentencia de la Suprema Corte, que ampara y protege a la siembra y consumo de mariguana “con fines recreativos”. No estoy diciendo que sea una sentencia mal hecha. Eso no lo supongo ni lo afirmo. Más aún, hace más de dos años, el viernes 9 de agosto de 2013, en estas mismas páginas expuse mi suposición sobre una futura sentencia en este sentido. No me equivoqué y por eso no me sorprendió. Pero debe considerarse con mucho cuidado porque no se trata de un producto inocuo y su uso indebido puede ser nocivo para la libertad de quien la pretenda utilizar.
También quiero aclarar que no estoy a favor ni en contra de la mariguana.
Durante casi 20 años de mi vida profesional tuve que combatir el narcotráfico y otros delitos tan sólo porque estaban proscritos por la ley que yo no había propuesto ni expedido ni promulgado. Corrí con mucha suerte y ningún criminal se me evadió ni por la vía del amparo. Más, estoy cierto que si la ley o la Suprema Corte hubieran legalizado las conductas prohibidas yo me hubiera ahorrado mucho trabajo, el Estado se hubiera ahorrado mucho dinero y la sociedad se hubiera ahorrado mucho sufrimiento. Pero nunca lo propuse así ni cuando fui fiscal ni cuando fui legislador.
Ahora, volviendo al presente, me queda en claro que es el momento en que debemos tener en cuenta siete precisiones sobre la sentencia emitida esta semana y que ya se ha convertido en un tema nacional e internacional que, por lo menos, nos brida “efectos recreativos” en momentos en que nuestros problemas nacionales parecen sofocarnos.
Primera reflexión. No cambia nada en la vida de los mexicanos. La sentencia tan sólo protege a las cuatro personas que la solicitaron. El principio de relatividad de la sentencia de amparo impide que todos los demás mexicanos la utilicemos en nuestro provecho. Así que nadie más puede sembrar su propia mariguana ni vaya a transitar ingenuamente por el camino que lleva a la prisión.
Segunda reflexión. No cambia nada en la vida de los amparistas protegidos. La siembra de estupefacientes sigue prohibida y la prueba de su finalidad recreativa corre a su cargo. Yo no sé cómo se probaría la recreación futura, pero va a ser difícil que lo hagan y que, con ello, convenzan a la policía, al Ministerio Público y a los jueces penales. Si no tienen esa prueba a su favor, de nada les servirá su sentencia.
Tercera reflexión. La sentencia en mucho está basada en cuestiones de técnica constitucional no de permisividad legal. Se refiere al uso de garantías constitucionales no al uso de yerbas narcóticas. Esto es un tecnicismo jurídico muy complicado de explicar en breves palabras y a los abogados nos lleva dos largos cursos de estudio en la escuela para poder medio entenderlo.
Cuarta reflexión. El consumo de drogas siempre ha estado permitido y la legislación de todos los países civilizados ha considerado al consumidor adicto como una víctima y no como un delincuente. Lo penado es la producción, el comercio, la trasportación, la distribución, el almacenamiento, el financiamiento o el suministro.
Quinta reflexión. El consumo de drogas seguirá permitido y la mayoría de las drogas son lícitas. El tabaco, el alcohol y, para muy mal, los inhalables. Éstos últimos como un problema socioeconómico muy grave porque, en México, con lo único que se puede quitar el hambre al precio de cinco pesos es con thinner.
Sexta reflexión. La sentencia no legaliza las drogas. Sin embargo, creo que un día cercano o lejano, triunfará la insistencia de los promotores de la legalización de los narcóticos. Yo no soy profeta, pero creo que la historia de la humanidad le dará la razón a Vicente Fox y a mis amigos Pedro Aspe, Juan Ramón de la Fuente, Fernando Gómez Mont y Graco Ramírez. Creo que la postura de los permisivistas triunfará y los prohibicionistas serán derrotados aunque, al final, todos habremos acertado.
Séptima reflexión. El tema de la legalización es un tema surrealista. Aunque las cárceles están llenas de traficantes, esto es tan sólo un dato de sujetos. Pero, en cuanto a los objetos, el tráfico y la droga siguen ilesos. Nunca, en ningún lugar, ha escaseado el narcótico. No hay un solo adicto que se haya quedado sin cocaína y haya tenido que solicitarla prestada a un compañero. El mercado siempre ha estado plenamente abastecido, lo que significa que no se le ha tocado “ni un solo pelo”. Luego, entonces, ¿realmente está prohibido?
En fin, creo que la sentencia no cambia nada y tan sólo tiene efectos recreativos.
Twitter: @jeromeroapis