La comunidad periodística nacional está indignada por la ejecución del foto reportero Rubén Espinosa.
El pavoroso caso revela que la preocupación oficial por los periodistas sólo está en los discursos; las acciones en defensa de la libertad de expresión flotan en la simulación, en medio de amenazas, agresiones y muertes frecuentes de informadores.
Existen instancias para proteger a los comunicadores; la PGR, la CNDH, comisiones estatales y legislativas, todas con oficinas y presupuesto para atender denuncias, abusos y atropellos contra los reporteros… ¿y?
Las instituciones no previenen ni resuelven, no atacan el desamparo ni combaten la impunidad, no importa si los crímenes vienen de los cárteles de la droga o de las propias autoridades; no hay manera de detener la andanada.
El crimen de Rubén Espinosa no es único. Se trata de otro periodista acosado y agredido por incomodar al poder. Su drama fue público, su miedo, notorio, pero nadie le puso atención, menos le dio protección.
“No se mata la verdad matando periodistas”, es la frase de una manta colocada frente al Palacio de Gobierno de Veracruz; sintetiza la rabia por el asesinato del periodista, sin embargo resulta irresponsable adelantar vísperas sobre lo ocurrido, aunque sólo una evidencia contundente en contrario podría borrar la sombra de un acto infame de represión oficial.
Para el procurador del DF, Rodolfo Ríos Garza, el asunto quema.
La muerte de Rubén Espinosa sacude, a todos menos a quienes la perpetraron.
El gremio clama justicia, pero el quíntuple homicidio en la Colonia Narvarte debe conmover no sólo a quienes lo único importante parece ser el oficio en vida de uno de los muertos. No sólo ejecutaron a otro periodista; fueron también otras cuatro mujeres. ¿Ellas nada valen o valen menos? ¿Desde cuándo la vida de un reportero es superior a la de cualquiera otra persona?. ¿Desde cuando se debe privilegiar la selección de las especies?
El homicidio es un horror independientemente de la profesión, riesgo u oficio de la víctima.
EL MONJE LOCO: En el juego de apariencias que tanto gusta a los herederos del nacionalismo revolucionario, las reglas resultan mero formalismo. Esta semana habrá convocatoria pero quien sabe si habrá contienda. ¿Trabaja el PRI para encontrar un candidato de unidad?, ¿alguien fortalecido por la suprema decisión de Los Pinos?. ¿Llegará un presidente de todas las confianzas del Presidente para evitar romper el primer círculo compacto?. ¿Entonces dónde pondrán a Manlio?