El pasado 23 de julio, el periodista Rafael Cardona dedicó su columna a Marco Aurelio Carballo, quién este sábado, dejó de existir.
En recuerdo al periodista y escritor, publicamos de nuevo dicho texto:
Hoy al mediodía, con pretexto de sus primeros 50 años de actividad profesional como reportero y narrador, los amigos de Marco Aurelio Carballo (MAC) nos reuniremos* para recordar los buenos tiempos (quizá solo tiempos pasados) y revisar los textos de su futuro compendio de crónicas recopiladas por Patricia Zama y de pronta edición posiblemente por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Algunos de los amigos de MAC viven fuera del país. Ellos se han querido sumar al homenaje y me permito en esta columna insertar (editados por motivos de espacio) sus mensajes. Uno de ellos el de Raúl Pérez López Portillo, desde Madrid y el otro, del embajador mexicano en Rumania, Agustín Gutiérrez Canet.
“…Con MAC he compartido sus afanes literarios desde que en la redacción de Ultimas Noticias madrugaba, antes de las 8 de la mañana, hora a la solíamos llegar, para teclear sus novelas sin que le molestara el trabajo periodístico de los colegas.
“Compartimos desayunos en La Calesa, el café aguado de media mañana y los molletes de los Sanborns, comidas varias, juergas y aventuras etílicas hasta la madrugada. La doble opción de trabajar en Ultimas Noticias y Excélsior nos permitió compaginar nuestro trabajo profesional, fortaleciendo la amistad…
“…MAC, nuestro recordado amigo Marco Aurelio Carballo, pudo a su vez compaginar sus dos pasiones, el periodismo y la literatura, aunque le costara sangre sudor y lágrimas. Dos pasiones que tienen marca de la casa, el de sus orígenes, Tapachula, Chiapas, La Mesa Redonda y la selva del Soconusco, orgulloso siempre de pertenecer al sureste mexicano…
“…Nuestra amistad ha traspasado el periodismo y la literatura y se ha enquistado en el cariño que tienen nuestras familias, entrelazadas con Patricia y Maricarmen…
“…Recuerdo un viaje de los cuatro del DF a Acapulco en su “canario”, un coche que aguantó el traqueteo de la sierra y las náuseas de mi mujer embarazada; los paseos por Coyoacán con nuestros hijos pequeños; compartir el pan y la sal en nuestras casas, una Navidad en la casa de la abuela Emiliana, o la discusión de Maricarmen mi mujer, con Helena Paz, en Madrid y el viaje delicioso por París, cargando un maletón de 500 kilos, que no cabía en ninguna parte…
“MAC y quien aquí le profesa su amistad y cariño, compartimos corresponsalía del “unomásuno” en Madrid, con la breve cuña de David Martín del Campo, quien también la ocupó. Cuando MAC regresó a México, me dejó su departamento madrileño, donde nació mi hijo Raúl…
“…Ya vivía yo en España y, a pesar de la distancia y a la inexistencia de internet, fuimos conscientes ejercitantes de un epistolario de años que se acabó con la revolución tecnológica…”
Y desde Bucarest:
“Lamento no poder asistir al homenaje en tu honor, organizado por entrañables amigos, con motivo de los 50 años de tu distinguida trayectoria periodística y literaria.
“Sin embargo, aprovecho esta oportunidad para unirme al homenaje y darte las gracias.
“Muchas gracias por haberme enseñado que el periodismo es chinga.
Muchas gracias por haberme formado en el rigor de la palabra escrita.
“Pero sobre todo, querido maestro, muchas gracias por haber confiado en ese güerito, en ese aprendiz que inició su carrera muy joven en las mejores redacciones y no siempre en los mejores bares, bajo tu rigurosa guía y tu entrañable amistad.
“Recibe un afectuoso abrazo desde Bucarest. Agustín. ”