Colaboración de Bolivar Roblero
El magistral colombiano Gabriel García Márquez escribió en 1989 su genial obra “El general en su laberinto”, un libro, que muchos puristas se negaron a llamar novela (era sin duda algo muy distinto a lo que el Gabo había regalado al mundo con sus “Cien años de soledad”, o con su “Amor en tiempos del cólera”, a la que el autor considera su mejor obra) por considerar que era más bien un relato histórico.
A lo largo de las 285 fojas que conforman la obra nos narra los últimos 7 meses de la vida del libertador Simon Bolívar, a diferencia de los días de gloria y triunfo, estos están llenos de amargura, fracaso y enfermedad.
Es el viaje que realiza “el general” (curiosamente solamente en una ocasión al final del primer capítulo se menciona a Simón Bolívar por su nombre) camino a Cartagena, dónde esperaba embarcarse a Europa, para abandonar para siempre su amada América, el acaso quiso que el viaje nunca se completara y que “el general” permaneciera en este lado del atlántico, dónde finalmente fue reconocido todo su mérito, que fue mucho.
Otro “general” que también escribió su propia historia de “amor y de desamor” con los suyos fue Brett Favre, si bien Favre apodado “el general”, no fue reclutado por los empacadores, sino por Atlanta, si escribió sus páginas más brillantes y sus records (casi todos) con Green Bay: ha sido el jugador que mayor cantidad de partidos ha iniciado 321, racha que arrancó en 1992 y culminó en diciembre de 2010 a causa de una lesión en el hombro. Es también el mariscal de campo con más yardas por pase en su carrera: 71,838 y por ende el de mayor número de pases completos con 6 mil 300. si bien no es el más longevo (la marca de George Blanda es increíble) sí es de los más longevos con 20 años de carrera en la NFL. Dos galardones más; es el qb con mayor número de victorias en la NFL con 186 y es el único mariscal que ha derrotado a los 32 equipos de la liga (su victoria de Minnesota sobre Green Bay de 2009 le dio el triunfo que le faltaba y le ganó el odio eterno de sus antes adorados empacadores.
Cuando en la temporada baja del 2008 Favre anunció su retiro dejó perplejos a propios y extraños, Green Bay echó mano de su novato Aaron Rodgers y sin embargo, cuando Favre dio marcha atrás en su decisión los empacadores, solo le ofrecieron un puesto como segundo mariscal o bien la posibilidad de sumarse a la plantilla de ejecutivos del club, ambas ofertas fueron rechazados por “el general” dando lugar a una ruptura total entre favre y Geen Bay, que derivó en que el general fuera “traspasado” a los Jets, con un “candado” de por medio que impediría que pudiera jugar con algún rival de división de Green Bay: léase Chicago, Detroit o Minnesota.
En 2009, la ruptura Favre-Empacadores se hizo gigantesca cuando, “el general” se retiró solo para eliminar la cláusula que le impedía firmar con algún rival divisional de Green Bay, y entonces totalmente libre firmó con los Vikingos, ese año dirigió tres partidos contra los de Green Bay, derrotándolos y eliminándolos de los playoffs en el tercer partido, jugado por cierto en el Lambeau Field, dónde los seguidores de los empacadores se dividieron, unos externando su repudio al hasta antes amado “general” y los otros, exigiendo su regreso bajo el centro de Green Bay.
Han pasado 5 años desde aquel tormentoso juego y hoy los rencores de uno y otro lado parecen olvidados:
Green Bay, ha incluido el nombre de Brett Favre en el salón de la fama del equipo, ha decidido retirar el número 4, que portó Favre y esa fanaticada que lo repudió en aquellas ocasión se volcó sobre las taquillas del Lambeau, para comprar uno de los 67 mil boletos (que se vendieron en tan sólo 90 minutos) para asistir al homenaje de los empacadores a su “general” que regresó a su laberinto, ese laberinto que fue tan suyo durante 16 años y que en los últimos años de su carrera, fue su dolor de cabeza, ese laberinto se llama simplemente: Lambeau Field.