¡Híjole!… no sabe usted que preocupados nos tiene saber que la Miss México, Wendolly Esparza, no irá al concurso de Miss Universo en protesta por las declaraciones ofensivas del empresario estadounidense Donald Trump –versión bizarra del Capitán América–.
El autor del ataque xenofóbico más lacerante, provocador, indignante y exacerbado que ha recibido México en los últimos años está apestado. Univisión, Telemundo, NBC, OraTV (de Carlos Slim y Larry King) y hasta Televisa, boicotean al “masiosare”, ese extraño enemigo que ha profanado con su peluca y su trompa el orgullo nacional.
“Fuck Mr. Trump” … se la mienta Erika Vidrio, en un video que ya alcanza 140 mil visitas en YouTube:
EL MONJE LOCO: El relevo panista no será un jardín de rosas para Gustavo Madero y su joven maravilla, Ricardo Anaya. La candidatura de unidad, soñada por el liderazgo blanquiazul tras el descarte de Margarita Zavala se fue a la basura en el momento en que Javier Corral alzó la mano.
El más incómodo de los senadores del PAN deja claro que no venderá su amor a ningún postor; lo suyo es combatir. De entrada sospecha de la comisión organizadora del proceso interno; dice que hay “cachirules”. Según el chihuahuense “rebelde”, Marcela Torres, Kenia López, Francisco Gárate y Silvia Garza están “vendidos” al dúo dinámico Madero–Anaya, razón suficiente para dudar de la legalidad del “numerito” completito; también denuncia manipulación del padrón partidista.
La presencia de Javier Corral dejará al panismo ante una disyuntiva: avalar la escasa autocrítica maderista que culpa del fracaso electoral al “chistecito” de avalar el Pacto por México, o elegir una opción que prometa limpiar la casa de “moches” y “mochos”. La contienda interna comienza marcada por la confrontación y una nueva amenaza de ruptura.
Gustavo Madero lleva ventaja; domina el tejido fino de las relaciones entre la militancia, pero también es cierto que en el PAN nunca se sabe que puede pasar; ni siquiera los ex presidentes panistas de la República lograron imponer su voluntad, cuando Vicente Fox topó con la pared de Manuel Espino y Felipe Calderón no pudo –ni puede– con Madero, aún sometido a juicio por el mal resultado electoral.
El reto para el PAN no es solamente definir su futuro inmediato de cara al 2018, sino construir la unidad perdida en el momento en que Felipe Calderón y Gustavo Madero se declararon la guerra para dejar partido al partido.