RODRIGO NAVARRO desde Cozumel
Durante 47 años crecí y maduré viendo 24 horas con Jacobo Zabludovsky por la televisión. Así que no puedo abstraerme d escribir sobre él ahora que ha muerto.
Este fue Zabludovsky en sus propias palabras. No soy de izquierda ni de derecha, no tengo amigos por partidos políticos o por ideologías. Me llevo bien con dios y con el diablo. Si hay cariño y confianza recíprocos, la gente lo percibe. La objetividad absoluta es imposible, pero siempre trato de acercarme.
Me vi obligado a quedarme con la versión oficial. Y eso lo padecían todos los periodistas, no sólo nosotros. Es injusto que me identifiquen como vocero del régimen priísta pero es explicable porque era el periodista más notorio, el más destacado. Lo entiendo aunque no lo comparto. Mi jefe Emilio Azcárraga Milmo decía “soy un soldado del PRI y del Presidente”.
“Hoy fue un día soleado”, dijo cuando abrió su noticiero el 02 de Octubre de 1968 después de la matanza de estudiante el Tlatelolco.
No sé si la canción de Molotv es ofensiva, pero si lo fuera están en su derecho de expresar lo que piensan.
Con Dalí un nervioso Jacobo dio cátedra de mal periodismo cunado lo entrevistó en 1971.“¿Y se lo toma o como es esto?”, le comentó a Dalí y la había preguntado cuál era la fuente de su genio y este respondió que el DNA descubierto por Watson y Crick seis años antes.
En esa entrevista Dalí comenzó hablando en catalán y pregunta el periodista ¿es francés maestro? Es catalán y hablo del DNA. Ante lo que Jacobo preguntó, ¿Y eso para que sirve? ¿La diferencia entre usted y un pintor cualquiera son 300 mil dólares? El dinero lo guardo, soy místico, respondió Dalí. Los místicos creían en transmutar la materia en oro. ¿Quiere más al dinero que a Dios? A Dios no lo conozco, no me lo han presentado. ¿Es usted importante? No voy a responder a eso porque no conozco a nadie que no sepa que Dalí es importante. ¿Maestro me puede usted hablar de su museo? Eso lo puede usted leer en los periódicos.
Otra pregunta que sea un poco más inteligente y acabamos, le dijo el pintor catalán al finalizar la entrevista. Al final solo le ofreció el dedo meñique para poder seguir trabajando.
https://www.youtube.com/watch?t=158&v=fQBcP7nxsDc
“Estoy en presencia de uno de los más grandes desastres que he visto en la historia de la Ciudad de México desde que nací en ella. Estoy enfrente de mi casa de trabajo donde he pasado a lo largo de mi vida más horas que en mi propia casa y está totalmente destruida. Sólo espero que mis compañeros de trabajo, mis amigos, mis hermanos de labor, estén todos bien”, después del terremoto del 85 frente a Televisa.
Sentí mucho miedo cuando el cáncer me dio su tercera cornada. La idea de la muerte me cambió la vida. Tres años antes de su muerte: «¿Retirarme?, pero si no soy un torero, no necesito fuerza y agilidad para hacer mi trabajo. No pienso retirarme nunca.»
En la boca de otros. El Joven Murrieta: Te trata siempre con respeto y conserva, ante todo, tu confianza.
Jaime Almeida: Decir que Jacobo fue el vocero oficial es una injusticia y una gran muestra de ignorancia. Lo dicen porque no conocen su carrera. Era implacable, revisaba su trabajo, le hacía repetir una palabra cada vez que la escribía mal.
Raúl Trejo Delarbre: Para la mayoría de la audiencia seguía siendo el faro que les señalaba para dónde mirar. Padecía la censura, como todos. ¿Eso lo convierte en un vocero? Por supuesto que no
Julio Scherer: Los secretarios de Estado se exhibían a su disposición, orgullosos de comunicarse con el número uno de las noticias. Y así los gobernadores, así las señoras de fama y así los diplomáticos y así los generales. No obstante el coro que le cantaba, Zabludovsky centralizaba uno de los vicios mayores de las dictaduras: la libertad de expresión dictada desde el poder.
José Carreño Carlón: él fue el oráculo del mundo hispano-hablante de la llamada pantalla casera. El noticiero no solo se apegaba a la verdad oficial: era la verdad oficial.
Vicente Leñero: Fue servil a Echeverría como a todos los presidentes priístas que vinieron después, la noche del 8 de julio de 1976 cuando nos despojaron de Excélsior dijo que el cambio administrativo era resultado de una asamblea que se realizó en orden y cumpliendo los estatutos de la cooperativa.
Dijo, además, que habían encontrado armas en las oficinas de Scherer provenientes de la guerrilla sandinista en Nicaragua con la que el periodista tenía nexos. Es probable que Zabludovsky callara cosas porque ésas eran las reglas y no aplicaban sólo para él.
Que no te haga bobo Jacobo, que no te haga bruto ese puto, canción de Molotov.
Guillermo Ochoa. Fueron tantos los viajes que hicimos juntos para cubrir las giras presidenciales, que podíamos improvisar un “comunicado conjunto” 24 horas antes de que se produjera. Jacobo tenía un don maravilloso: apenas se recargaba en el asiento del avión o ponía en la cabeza en la almohada, se quedaba dormido; luego despertaba como si trajera un despertador integrado. Los deportes le daban igual y detestaba el ejercicio, no le interesaba la ecología.
José Cárdenas, Pepe: La dimensión de Jacobo es brutal, es enorme, es inmensa. Hay una época en la televisión informativa antes y después de Jacobo. La TV reproducía la línea editorial de los periódicos. Zabludovsky les dio sentido, les dio forma y personalidad propia. Como haya sido buena o mala, a favor o en contra del poder. Es el inventor del oficio al que me dedico.
A mí me abrió la puerta, fue el gran maestro, nos enseñó la disciplina de la información. Su puerta siempre estaba abierta para nosotros. Fue un cronista de los protagonismos que se dieron en la vida de este país. Durante décadas. No podemos escatimarle las virtudes. Le gustaban los tangos, los toros y la bohemia artística. Le gustaba cantar. Era muy inteligente, un hombre muy rico en virtudes.
Lupita, telefonista en el foro durante 17 años: Jacobo era una persona sencilla, educada y trabajador. Antonio, tramoyista en el foro: Respetaba el trabajo de todos y te lo reconocía, aunque lo único que hicieras fuera levantar un cable
Jacobo Zabludovsky (de ascendencia judío-polaca) nació en el Barrio de la Merced el 24 de mayo de 1928, de origen humilde que nunca negaría ni olvidaría. Julio Verne fue su primer autor, pero fue Dostoievski el que lo ancló para siempre a la lectura.
Fue una de las cuatro columnas en las que ‘El Tigre’ Azcárraga cimentara el crecimiento de Televisa en los años 70s y 80s, las otras tres fueron El Chapulín Colorado, Roberto Gómez Bolaños ‘Chespirito’, Xavier López ‘Chabelo’ y Siempre en Domingo con Raúl Velasco.
Estudió para abogado, carrera que termino hasta 1961. Inició en el periodismo a los 14 años, como corrector de pruebas en el diario El Nacional, “Así me empezó a gustar el olor de la tinta”; después fue columnista de chismes en el semanario El Redondel, finalmente encontró su lugar escribiendo noticiarios en la cadena Radio Continental. Su llegada juvenil al periodismo, en 1946, coincide con la primera campaña presidencial del PRI. A los 23 ya había producido y dirigido el primer noticiario de televisión en Canal 4. “Cuando llegó la televisión, yo ya estaba”. Se convirtió en el conductor estrella del principal canal de televisión en 1971, cuando casi tenía 40 años. “En TV la imagen es lo más importante, cuando las Torres Gemelas los locutores solo decían Oh my God, no había más que decir”.
Los lentes gruesos de pasta, los negros audífonos enormes y el clásico “sí, Lupita” que la voz gruesa de este hombre delgado entonaba cuando la telefonista le enlazaba una llamada eran la marca registrada del presentador de noticias en el horario estelar de Televisa durante muchos años. Recibió, dos grados doctorales “honoris causa”, por la Universidad De Bar Ilan, en Israel y la Universidad Hebrea de Jerusalén. Fue catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Ganó el premio Nacional de Periodismo por su entrevista a Fidel Castro, fue el único periodista que entró a la Habana con él en 1958. Recibió el premio Rey de España por su cobertura del terremoto del 85.
Fue la imagen de Televisa través del noticiario 24 horas durante 28 años, después de más de 50 años trabajando para la empresa. Cuando renunció a los 72 años de edad una noche de abril del 2000 debido a que su hijo Abraham renunció, su heredero en el noticiario. Escogieron a López Dóriga. El presidente Zedillo intentó evitar su renuncia, no renuncies Jacobo, no puedes renunciar. Jacobo le respondió: “sí puedo renunciar. Ya renuncié», cerrando de tajo la conversación. Así, de un día para otro, puso fin a sus casi 30 años como el constructor de la realidad mexicana.