El primer ministro griego reconoce ante la Eurocámara la necesidad de reformar las pensiones
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha acudido esta mañana por primera vez al Parlamento Europeo para explicarse. Tsipras ha presentado la crisis griega como un problema más amplio que afecta a todo el proyecto comunitario. En su opinión, la difícil situación en Grecia manifiesta «la incapacidad europea para encontrar una solución duradera al problema de la deuda. Es un problema europeo y los problemas europeos requieren soluciones europeas».
Recibido este miércoles con aplausos y abucheos casi a partes iguales en la sede de la Eurocámara en Estrasburgo, Tsipras ha expuesto su diagnóstico del deterioro en su país y ha mostrado su confianza en el acuerdo con Europa. «Pedimos un compromiso productivo y justo. Creo que juntos podemos lograrlo». A la entrada en el hemiciclo lo esperaba un grupo de diputados, entre ellos el líder de Podemos, Pablo Iglesias. Todos ellos le han aplaudido y estrechado la mano antes de que Tsipras llegara al escaño desde el que ha pronunciado su discurso.
Tras aludir varias veces al respaldo obtenido en el referéndum del pasado domingo, Tsipras ha apelado a un acuerdo «que permita salir de manera definitiva de la crisis, que demuestre que al final del túnel hay luz». Para lograrlo, hacen falta «soluciones creíbles» que hagan recaer el peso «entre los que pueden asumirlo». El primer ministro griego ha prometido reformas por lo que ha reconocido son errores de su propio país. «Grecia ha llegado prácticamente a la quiebra porque durante muchísimos años los Gobierno han creado un Estado clientelista y han permitido la corrupción». Frente a ese modelo de «oligarquía y carteles», Tsipras ha prometido «reformas genuinas cuyo propósito es cambiar Grecia y que Gobiernos anteriores no quisieron aplicar».
Más concretamente, el dirigente heleno ha admitido «distorsiones en el pasado que deben superarse, como la cuestión de las pensiones y las jubilaciones anticipadas». «Quizas deberían abolirse las jubilaciones anticipadas», ha reconocido abiertamente aunque ha reclamado su derecho a decidir cómo equilibrar el presupuesto, para lo que prefiere subir impuestos a las empresas que recortar las pensiones más bajas.
Consciente de que buena parte de los países europeos sienten frustración tras dos rescates millonarios que no han enderezado el país, el líder griego se ha referido a una cuestión controvertida: el destino de esos préstamos de 320.000 millones de euros en total concedidos a Grecia desde la crisis. «Hemos de ser sinceros: el dinero que se ha dado a Grecia nunca le ha llegado al pueblo griego. Son fondos que se dieron para salvar a los bancos griegos y a los europeos», ha afirmado. Esas palabras han provocado aplausos en un hemiciclo salpicado con carteles de con el no de la papeleta griega (oxi en griego).
Más emotivo e incisivo en la réplica final a las intervenciones de los eurodiputados -han sido tres horas y media de debate-, Tsipras ha concedido que el préstamo europeo es una muestra de solidaridad, pero ha añadido que, si pide una reestructuración de la deuda es «para poder pagar».
Sin entrar en las medidas que su Gobierno tiene que detallar como muy tarde mañana para que la eurozona acceda a negociar el nuevo rescate que solicita Atenas, Tsipras ha lanzado un deseo al aire: «Espero que en los próximos días consigamos responder a esta coyuntura tan grave, en beneficio de Grecia y de Europa».
El dirigente heleno no se ha referido directamente a los estrechos plazos de negociación que se ha dado la eurozona para solucionar el problema. Atenas ya ha presentado formalmente la petición de rescate y mañana tendrá que desgranar las medidas que ofrece para lograr un nuevo compromiso de los socios. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, también presente en la Eurocámara, ha dibujado un panorama aterrador si no fructifican las negociaciones: «Si no llegamos a un acuerdo debemos contemplar incluso el peor escenario, en el que pierden todas las partes. Eso podría dar lugar a la quiebra en Grecia y a la insolvencia del sistema bancario. Y afectaría a toda Europa, en el sentido geopolítico».
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha reprochado a Tsipras «no haber contado toda la verdad de las negociaciones» y ha recordado que sus propuestas de reformas «nunca se han dirigido a los pequeños pensionistas».
Multitud de eurodiputados han querido responder esta mañana a las palabras de Tsipras, algunas con grandes dosis de emotividad. El líder del Partido Popular Europeo en la Eurocámara, Manfred Weber, ha sido muy crítico con Tsipras, al que ha espetado: «Europa ya no confía en usted para negociar». También ha ironizado con los apoyos que cosecha entre dos polos opuestos de la Eurocámara, la izquierda minoritaria y los euroescépticos conservadores. «Los extremistas de Europa le aplauden», ha recalcado.
En un tono mucho más suave, el presidente de los socialdemócratas, Gianni Pittella, ha excluido un futuro de la UE sin Tsipras y ha apelado a la sensatez del mandatario griego: «Confío en que el primer ministro griego demuestre su visión política y su responsabilidad por el bien del pueblo griego».
Entre la riada de intervenciones del debate, que comenzó poco después de las 10 de la mañana, ha destacado la de Pablo Iglesias, que ha agradecido al pueblo griego «haber levantado mejor que nadie la bandera europea». En su opinión, «Europa no se está destruyendo por preguntar al pueblo, sino por el totalitarismo financiero y la arrogancia del pueblo alemán».
Fuente: El País
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