Creemos que no hay motivos para el pánico: la eurozona está mucho mejor preparada para un contratiempo que hace 4 años; la exposición directa a activos griegos es baja
La novela griega subió de tono durante el fin de semana, cuando el primer ministro Tsipras convocó un referéndum. ¿Qué pasará ahora?
El próximo domingo, el pueblo griego votará técnicamente sobre las condiciones ofrecidas por el trío de instituciones (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional), aunque, en el momento de escribir este artículo, no está claro qué es lo que todavía estará “en oferta”. Sin embargo, subrayamos que la votación, en último término, será sobre si Grecia va a permanecer en la moneda única (sí) o si se va a producir el “Grexit” (no). Por tanto, al final, el que Grecia permanezca en la eurozona o no, estará en manos de los propios griegos. Apreciamos en esto un aspecto positivo: un claro mandato democrático podría ayudar a todos los participantes a avanzar sin los bloqueos políticos que han obstaculizado continuamente el proceso.
Hemos destacado muchas veces que la fragilidad de Europa se debe a una Unión Monetaria combinada con una falta de integración política; las arduas negociaciones de los últimos días son un claro síntoma de ello. Sin embargo, la posibilidad concreta (aunque, desde mi punto de vista, no sea el resultado más probable en esta fase) de que un país abandone la eurozona puede actuar como un estímulo más para acelerar la integración. Creemos que esto es una prueba para el futuro de la eurozona, y tiene muchas más implicaciones, además de para la república helena.
Recientemente, S. Fischer, vicepresidente del Consejo de Gobernadores de la Fed, dijo que la relativa solidez de la integración de la eurozona se ve periódicamente desafiada con una serie de episodios de crisis. Alegó que, al final, podría surgir una Europa más cohesionada según las líneas apuntadas en el informe recientemente publicado Five Presidents”, que traza el rumbo para reforzar la Unión Económica y Monetaria. Además, la amenaza de fuerzas centrífugas, que desde la derecha hasta la izquierda se han hecho visibles en el debate político europeo, podría perder parte de su atractivo y repercusión popular, teniendo en cuenta el modo en que los medios europeos están describiendo los efectos de la actual tragedia griega sobre la población.
Será una semana turbulenta para los griegos, debido a las limitaciones impuestas sobre la moneda y al cierre de los bancos. Esto, probablemente, se sumará al deseo de seguir siendo parte de la eurozona, tanto para los griegos como para otros miembros periféricos.
Los mercados abrieron hoy con un pico de volatilidad y debilidad de la bolsa, ¿cuánto durará?
En este momento se desconoce el resultado de un referéndum griego, por lo que la situación sigue siendo incierta, y Grecia o bien seguirá siendo parte de la eurozona, o bien saldrá de ella de modo caótico. Por lo tanto, la volatilidad durará sin duda un tiempo en los mercados financieros.
Sin embargo, creemos que no hay razones para el pánico: la eurozona está mucho mejor preparada para una crisis, aunque sea de esta magnitud, que hace cuatro años, ya que la exposición directa internacional a los activos griegos es relativamente baja. Además, las instituciones europeas –el BCE, ante todo y especialmente– suavizarán todo lo posible la excesiva volatilidad. El actual programa de Expansión Cuantitativa (QE) y todos los instrumentos que el BCE añadió a su kit de herramientas, entre ellos nada menos que la OMT (Compras Monetarias Directas), debería evitar un contagio general.
¿Cuáles son los principales factores de incertidumbre ahora y cuál es el escenario más probable? Hay muchas incertidumbres y estamos monitorizando de cerca la situación. La principal incertidumbre, antes del próximo referéndum, sigue estando relacionada con lo que sucederá el 30 de junio, la fecha límite para los 1,500 millones que Grecia debe al FMI. Mientras tanto, el BCE puede suspender la ELA (Ayuda de Liquidez de Emergencia), aunque la repercusión de hacerlo así se verá mitigada por el “cierre bancario” obligatorio. Es extremadamente difícil basar las estrategias de inversión en eventos políticos como un referéndum, que son, por definición, inciertos, como hemos dicho antes.
No obstante, creemos que el resultado más probable del referéndum es que gane el “Sí” a la eurozona.
En ese caso, con un posible cambio en el liderazgo político griego, podríamos encontrarnos con que Grecia aceptase las condiciones de la UE, la nueva financiación, e implementase y aprobase reformas estructurales. Los controles de capital probablemente se mantendrán durante largo tiempo. Mientras tanto, el papel del BCE para apoyar el sistema bancario griego será crucial. Ayudará a suavizar la eventual transición a la normalidad. Incluso en este escenario sigue existiendo el riesgo de que un prolongado periodo de incertidumbre pueda afectar negativamente la confianza en la eurozona, debilitando la actual tendencia positiva.
¿Qué estrategia de inversión podría resultar apropiada para enfrentarse a un aumento de la volatilidad debido a la situación griega? Estamos entrando en la actual fase de mercado con un enfoque en gran medida defensivo, ya que esperamos un aumento de la volatilidad del mercado.
Nuestro equipo de Multi-Activos adopta el punto de vista de que vale la pena considerar seriamente mantener (y aumentar) alguna forma de protección de los activos de riesgo, a pesar de la mejora en las condiciones macroeconómicas. Siguen siendo constructivos con respecto a los activos de riesgo, especialmente la renta variable, y mantenemos un punto de vista positivo sobre el dólar, pero ante el aumento de los riesgos geopolíticos en diferentes frentes (en Grecia, pero también en Oriente Medio, IS, Rusia) sugieren mantener alguna protección a través de estrategias de cobertura.
Nuestro equipo de Renta Fija Europea también espera que este aumento de la tensión se extienda desde Grecia a otros países periféricos y a los mercados de crédito, donde los precios están bastante elevados tras un prolongado mercado alcista. Por esta razón, muestran precaución con la exposición a la deuda soberana de España e Italia, que podría sufrir a corto plazo. Sin embargo creemos que ambos países han hecho progresos reales en términos de reformas estructurales que les hacen más resilientes que en el pasado. Además, como se ha dicho anteriormente, el contagio debería limitarse también por el fuerte deseo del BCE de hacer “todo lo que sea necesario” para preservar la estabilidad financiera de la eurozona.
Fuente: Forbes