FRANCISCO MARTÍN MORENO | Cuentos Políticos
Cuentan que un biólogo se dedicaba a estudiar el comportamiento de las pulgas, en particular la pulga del perro, la llamada Ctenocephalides canis. Durante sus investigaciones sometía a dichos insectos a diferentes pruebas, como su velocidad de desplazamiento entre el pelo del animal o el tiempo que llegaba a sobrevivir a partir del momento en que introducía polvo de ladrillo en la garganta del bicho para provocarle asfixia, no sin antes sujetarle firmemente las mandíbulas.
En una ocasión colocó sobre un mantel blanco una pulga –desde luego no de las adiestradas porque a éstas les invertía horas interminables de capacitación- enfrente de una regla del sistema métrico decimal. Se trataba de descubrir la distancia que podía saltar el insecto con sus 6 patas y apuntar metódicamente en una libreta los resultados de la prueba. El primer día la pulga brincó 2 centímetros cuando le picó con un pequeño alfiler la parte superior de una de las 3 secciones torácicas. Al amanecer a la misma hora para no crear distorsiones, volvió a llevar a cabo el ensayo sobre la base de arrancarle 2 patas. Al recibir el insecto el piquete en el tórax encogió ligeramente el cuerpo y se desplazó 1 centímetro, singular hallazgo que recogió sin tardanza en su histórico cuaderno. Acto seguido amputó dos extremidades más y repitió la rutina para anotar: “Hoy saltó solamente medio centímetro.” Para concluir el ensayo y pasar a los anales de la historia científica, le cortó las dos patas restantes. A continuación picó insistentemente el caparazón sin obtener respuesta. Desesperado volvió a intentarlo con el mismo resultado: fracasó. Frustrado apuntó en su libreta: cuando a una pulga se arrancan las patas se vuelve sorda…
¿A qué viene este experimento científico y qué relación tiene con el secretario Videgaray? La respuesta es simple: La mal llamada Reforma Tributaria que no pasa de ser una miscelánea mediocre, le retiró a los consumidores una buena parte de su gasto a través de un sonoro disparo de la tasa del ISR. ¿Resultado? Los consumidores consumen de menos, de la misma manera en que las pulgas saltan menores distancias cuando se le amputan las patas. A más dinero en los bolsillos de los consumidores, más capacidad de gasto, más ventas de los sectores comerciales e industriales, más capitalización de las empresas, más recaudación para el fisco, más presupuesto para el gobierno y viceversa.
Conozco a Videgaray, sé, porque lo sé, que es un funcionario muy inteligente que no diseñó ese mamotreto tributario concebido en los aquelarres perredistas a cambio de que éstos no tomaran la tribuna ni llevaran a cabo protestas callejeras cuando se votara la bien llamada Reforma Energética, un intercambio político caro, muy caro que debe cancelarse de inmediato porque la economía ya no respondió de la misma manera en que la pulga ya no saltó.
Ahora que el PRD se deshace como papel mojado, ¿no llegó la hora de romper dicho pacto con el saldo de los perredistas y reactivar la economía archivando de la misma suerte buena parte de la ley de lavado de dinero que ha inhibido igualmente el consumo? Qué es más caro políticamente ahora que el PRI ya cuenta con la mayoría en el Cámara de Diputados, ¿romper con cualquier pretexto el pacto con el PRD o concluir esta administración con un paupérrimo crecimiento económico que comprometerá al PRI en el 2018?
Querido Luis: mejor pégale las patas a la pulga…