La cotización de la libra esterlina ha ahondado su desplome durante la sesión en los mercados asiáticos y ha ampliado su caída hasta un mínimo de 1.2796 dólares, su peor cambio desde mayo de 1985 como consecuencia de la incertidumbre desatada tras la victoria del Brexit en el referéndum del pasado 23 de junio.
«A corto plazo hay poco que hacer para frenar la caída de la libra», explica en Bloomberg el estratega de divisas Peter Dragicevich, del Commonwealth Bank of Australia. «La historia muestra que estos grandes ajustes a la baja en la divisa son pronunciados y dilatados».
La moneda británica, que cerraba la sesión de este martes en 1.3021 dólares, se hundió el 24 de junio al conocerse la victoria de los partidarios de que Reino Unido abandone la UE, lo que provocó un violento descenso desde los 1.4878 dólares a 1.3118 dólares, siendo la peor caída de su historia moderna.
De este modo, en lo que va de año, la libra se ha debilitado más de un 13% frente al ‘billete verde’, ya que despedía el pasado año en los 1.4738 dólares. De hecho, el hundimiento de la moneda de Reino Unido desde la celebración del referéndum sobre la UE alcanza el 14%.
Asimismo, la moneda de Reino Unido también se deprecia significativamente en comparación con el euro, cayendo hasta los 1.1626 euros, su peor cambio desde agosto de 2013, que implica un retroceso del 11% en relación a la cotización del cierre del pasado 23 de junio.
Más caídas e impacto económico
El hundimiento de la libra está siendo la consecuencia más visible de la decisión de abandonar la UE y ya prácticamente todos los analistas creen que acabará el año por debajo de 1.3 dólares. De hecho, los más pesimistas apuntan a 1.16 dólares, lo que supondría un desplome adicional de casi el 11% de aquí a final de año.
Aunque la caída de la libra puede impulsar a los exportadores (de hecho el FTSE 100 de la bolsa de Londres, con muchas multinacionales, está comportándose mejor que el resto de Europa), es difícil que amortigüe los efectos que puede tener una divisa que está reflejando una falta de confianza en la economía británica.
«Espero que haya una fuerte reducción de la inversión, problemas en el mercado inmobiliario comercial y probablemente un golpe al consumo interno, lo que en conjunto nos lleva hacia un crecimiento nulo o incluso peor», concluye John Gieve, ex vicegobernador del Banco de Inglaterra, en unas declaraciones a Bloomberg Television.
De momento, ayer ya se vieron las primeras consecuencias graves: tres grandes fondos inmobiliarios de Standard Life, Aviva y M&G suspendieron los reembolsos ante la imposibilidad de atender a las peticiones de los partícipes.
Fuente: Economía Hoy