Hace 200 años Cristóbal Colón afirmó ver tres sirenas en las costas de Haití, pero al describirlas notó que no eran tan bellas como se decía porque “tenían cara de hombre”, a lo que Fabio Cupul-Magaña, uno de los ensayistas del libro Facetas de la ciencia, explica que el navegante quizá vio a un manatí o dugongo, mamíferos marinos que existen en la Tierra desde hace 60 millones de años.
El autor y divulgador de la ciencia platica en entrevista con Crónica sobre la mitología de las sirenas y su posible relación con el sonido que emiten las ambulancias con su sirena, dispositivo que inventó en 1819 el físico francés Charles Cagniard de la Tour.
CANTOS Y FÍSICA. El oceanólogo Fabio Cupul-Magaña precisa en el libro Facetas de la ciencia, editado por la Universidad de Guadalajara (2006) que los sirénidos son un grupo biológico de mamíferos que agrupa a tres especies de manatíes, una de dugongo y a la extinta vaca marina de Steller.
“Los científicos toman muchos aspectos mitológicos para nombrar a los grupos que forman o a las especies que les dan nombre”, señala el investigador y añade que en un principio, el imaginario de las sirenas no era el torso de mujer y las piernas y parte posterior del cuerpo en forma de pez.
Cupul-Magaña comenta que esa imagen nació alrededor del siglo VI de nuestra era.
“Antes eran cuerpos de ave con cara de mujer generalmente muy hermosa y con la característica de un canto bello que servía para atraer a los hombres, matarlos y devorarlos. Al parecer éstas también derivaron de otras ninfas del mar que son las Nereidas, las cuales ayudaban a los marineros; después fue cambiando esa concepción”, detalla.
El investigador refiere La Odisea de Homero cuando se narra que Ulises y los Argonautas fueron los únicos humanos que lograron burlar a las sirenas. “Ulises evita ser cautivado por el canto al amarrarse al barco y taparse los oídos con cera para no caer ante los encantos”, narra.
El mito de las sirenas se ha alimentado por siglos, agrega el oceanólogo, y probablemente esté inspirado en los mamíferos marinos hoy llamados sirénidos.
“Cristóbal Colón relató al llegar a las costas de Haití que creyó ver sirenas, pero lo que estaba mirando eran manatíes, entonces dijo que las sirenas no eran tan hermosas como decían, le parecieron feas porque observó que tenían el cabello como algas y las facciones toscas, por tanto no le parecieron atractivas”, platica Cupul-Magaña.
— ¿Cuál es la relación del canto de las sirenas con el sonido de las ambulancias?
— El canto de las sirenas viene de la mitología griega, de las Nereidas y Arpías, a quienes no sólo se les da la particularidad de tener una voz sino también de tocar instrumentos musicales. En el libro comento que posiblemente de ahí derivó que el físico francés Charles Cagniard de la Tour (1779-1859) desarrollara un dispositivo que generaba un sonido que quizá le recordaba el canto de las sirenas.
“Charles Cagniard inventó la sirena, aparato donde el flujo del aire es cortado por agujeros dispuestos en un disco rotatorio y, la tasa a la cual el flujo de aire es formado, es definida como la frecuencia del sonido producido”, responde.
CUERPO EXITOSO. ¿Por qué los sirénidos no han cambiado su apariencia en 60 millones de años? es una pregunta que responde Fabio Cupul-Magaña, investigador de la Universidad de Guadalajara.
“Ocurre muchas veces que ciertas especies tienen un linaje muy antiguo y cuando surgieron, hace millones de años, sus características externas y biológicas no han cambiado hasta nuestro días. Por ejemplo, los cocodrilos con un cuerpo alargado recubierto de escamas gruesas, un hocico tapizado de dientes y una cola poderosa, no han cambiado, prácticamente son lo mismo desde hace 250 millones de años”, indica.
Lo anterior se debe que muchas especies, al surgir, tienen una forma muy exitosa.
“Otro ejemplo son los insectos, tienen el cuerpo endurecido porque el esqueleto esta por fuera, tienen tres pares de patas y esa forma existe desde hace 550 millones de años. Cuando algo es exitoso, la naturaleza no lo cambia. Cuando algo no es exitoso, se extingue o se modifica”, comenta.
En el caso de los sirénidos, los ancestros hoy conocidos no han cambiado porque su plan corporal es exitoso, añade Cupul-Magaña.
“Los seres humanos tenemos un millón de años como especie y aunque otros tipos fueron extinguiéndose, es muy poco tiempo que hemos estado en la Tierra en comparación con otras especies”, destaca.