En una decisión insólita, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, incluyó a las Islas Heard y McDonald, un remoto archipiélago australiano sin habitantes, en su nueva política de aranceles del 10%. La medida, anunciada en el “Día de la Liberación”, ha generado confusión y críticas.
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Ubicadas en el océano Índico, estas islas son una reserva natural protegida por la UNESCO y carecen de actividad económica permanente. Sin embargo, registros del Banco Mundial muestran que en 2022, EE.UU. importó 1.4 millones de dólares en mercancías desde este territorio, en su mayoría maquinaria y productos eléctricos.
El primer ministro australiano, Anthony Albanese, ironizó sobre la decisión afirmando que “ningún lugar en la Tierra está a salvo”. Además, economistas estiman que estos aranceles podrían costarle a Australia hasta 27 mil millones de dólares y aumentar la inflación.
Mientras Australia evalúa apelar ante la OMC, la inclusión de territorios sin relevancia comercial ha levantado dudas sobre la metodología de Trump, con críticos señalando que esto podría dañar la credibilidad de futuras sanciones legítimas.