López Obrador ya está administrando los tiempos del gobierno de Claudia Sheinbaum, quiere que en el primer trimestre se haga la elección de jueces, magistrados y ministros, obvio, da por descontado que SU proyecto de reforma al Poder Judicial es de trámite, es el estilo de la casa, y que la entrega de apoyos a las mujeres de 60 a 64 años comience a partir del próximo año.
¿Y la virtual presidenta electa que piensa? Pues no sabemos porque solo apechuga, la vimos salir con una cara de aparente amargura tras la comida en Palacio Nacional, cada quien haga sus conclusiones, la mía es que, tras el incómodo beso, le leyeron la cartilla.
Malos augurios para la primera mujer presidenta de México, el que se iba a la finca pareciera que se queda o deja tareas, algunas muy incómodas como eso de abrirles cancha a sus hijos, todos los días la instruye para refrendar sus fobias y filias.
Es inútil hacerle sugerencias, Andrés Manuel López Obrador ni oye ni escucha, no lo hacía antes, menos ahora que tiene todo el poder. Durante todo su gobierno se escucharon, vieron y leyeron recomendaciones de todas las procedencias, incluidas las de conspicuos opinadores y algunos de sus adversarios, así les dice él, enemigos sería el término correcto, se las saltó por el arco del triunfo.
¿Cómo será la próxima presidenta? Es todo un enigma, Claudia Sheinbaum tiene más de 20 años disciplinada, siguiendo a pié juntillas las órdenes de su mentor y ha sido recompensada, primero con la jefatura de gobierno y después con la candidatura.
Hay quienes dicen que desde la silla y la banda presidencial brotará la independencia y que entonces conoceremos la verdadera Claudia. Otros recuerdan el rompimiento de López Portillo con Echeverría, pero no pocos presagian el inicio del maximato de Andrés Manuel, quien ya advirtió que estará disponible al llamado de SU presidenta y para dar su opinión, adelanta, será sin límites, cualquier cosa que esto signifique.
A pesar de que insiste que todo va bien, ha sido notorio que a la señora Sheinbaum no le ha gustado el sobresalto con el que han saludado su triunfo la cotización peso-dólar, la bolsa y las opiniones de los inversionistas. Lo que trata de construir se lo dinamitan el presidente y los suyos.
¿Se dará cuenta Claudia Sheinbaum que, con todo y los riesgos, le convendría mucho más un legislativo con mayoría simple?
Ella conoce muy bien a las tribus de Morena, ha sido parte de ellas desde los tiempos del PRD, incluso en campaña las enfrentó y reconvino en varias ocasiones.
Debe tener claro que diputados y senadores le deben lealtad al líder máximo, quien siempre estará atento a comentarios, quejas y chismes que le lleven a donde quiera que haga su morada. Aún antes de tomar posesión, López Obrador ya les da instrucciones, les marca agenda. Los duros lejos de cambiar se van a radicalizar, es muy diferente andar de matraqueros en la grilla que hacer gobierno, cosa que no entienden.
Aunque parezca mentira, a la futura presidenta le resultaría más fácil negociar con la oposición que con muchos de los propios, inclusive llevarlos a su terreno.
El cadalso de la revocación de mandato está dispuesto y es propiedad de Andrés Manuel, todos lo saben, que no se olvide que eso de cobrar facturas y ejecutar venganzas es su especialidad.
A la primera mujer presidenta le vienen muchas noches de pesadilla, porque la lealtad tiene sus límites, más cuando se ha obtenido un triunfo avasallador. Al mismo tiempo debe tener clara la responsabilidad que tiene con su género, borrar la idea de que es manejada por un hombre.
Anoten por ahí, llegará el momento que los suyos convenzan a Claudia que recibió el mayor número de votos presidenciales de la historia, lo que nada, pero nada debió agradarle a Andrés Manuel, su vanidad, le va a taladrar a diario con la recochina duda de si el pueblo QUIERE más a Claudia. Dice el abogado del diablo: LA VANIDAD ES MI PECADO FAVORITO.